
No es poca la sorpresa que ha dejado la decisión de los organizadores del PERUMIN 34 de no permitir la presencia de señoritas anfitrionas en los stands de la feria minera más grande de esta parte de América. La presencia de modelos con ceñidos trajes, lycras por doquier y muestras de piel eran consideradas, por muchos asistentes, parte de los atributos de este evento que suele llevarse a cabo en Arequipa.
Lo que pocos saben es que PERUMIN está tomando una decisión que forma parte de una corriente mundial de no continuar alentando la cosificación de la mujer o el sexismo más clásico y evidente. Muchas organizaciones han dejado esta modalidad yendo incluso contra ritos de su propia identidad, como es el caso de la Fórmula 1 que el año pasado decidió prescindir de las modelos (o azafatas) que participaban en el evento y que solían incluso coronar y acompañar a los campeones de la carrera en diminutas prendas. “Creemos que esta costumbre no concuerda con los valores de nuestra marca y está claramente en desacuerdo con las normas sociales actuales”, indicó Liberty Media dueña de la Fórmula 1 en un comunicado.
PERUMIN está tomando una decisión que forma parte de una corriente mundial de no continuar alentando la cosificación de la mujer»
La eliminación de esta figura en la Fórmula 1 siguió el ejemplo de otros deportes como el ciclismo en el Tour Down Under de Australia; La Volta a Catalunya y la Vuelta a España que prohibieron o modificaron el protagonismo de las modelos, manteniéndolas en el podio pero con otro protocolo, que no incluía, por ejemplo, el beso a los ganadores, misma decisión que impera en el Tour de Francia.
Pero esta corriente no solo se da en los deportes. En el Mobile Congress World, la feria de tecnología móvil más grande del mundo, desde el 2017 también se ha regulado la presencia de imágenes sexistas asociadas al evento. El código de conducta demanda por ejemplo que el personal de los stands lleve vestimenta profesional o profesional – casual.
“En reconocimiento de las diversas culturas y nacionalidades presentes en el Mobile World Congress, los atuendos que revelen demasiado o sean sugerentes no están permitidos. Algunos ejemplos de ese tipo de atuendos incluyen, pero no se limitan a: Tops que muestren demasiado escote, camisetas de tirantes, con cuello halter, camisetas interiores o tops sin tirantes, minifaldas o minivestidos, shorts o trajes segunda piel”, destaca el referido código que amenaza incluso con el desalojo del evento a las personas y dueños de stands que incumplan la norma.
El mundo de los motores es el que más ha explotado la presencia de las llamadas “mujeres florero” o del uso del cuerpo como método de atracción. Las ferias de autos están ligadas a exuberantes mujeres que intentan darle sincronía y vivacidad a inanimados vehículos. Pero esto también parece estar cambiando. Durante el último Salón Internacional del Automóvil de Ginebra la mayoría de marcas decidieron no contratar modelos o azafatas para darle personalidad a sus vehículos. Las marcas asociadas a movimientos mundiales en contra del acoso sexual como Nissan, Lexus, Toyota o Ssangyong decidieron vestir a chicos y chicas de forma parecida dándoles la función de explicar y vender el producto, cosa que no hacían las llamadas booth babes.
Pero no todos han adoptado esta corriente, el Salón del Automóvil de Moscú, de agosto del año pasado, continuó teniendo a potentes modelos adosadas a los vehículos adoptando la clásica y vetusta estrategia de márketing: “Una modelo para jalar el ojo”.
En el caso del PERUMIN, que se realizará en setiembre próximo, la decisión, según indicó una fuente muy bien informada, es muy simple: “El sector minero tiene muchos frentes como para cargarse al hombro uno más, el sexismo o acoso sexual que pueda generarse en el evento”. Muchas empresas que forman del sector minero han establecido programas para promover la participación de las mujeres en esta actividad, empoderándolas y generando perfiles de empuje y emprendimiento muy alejados a la imagen que podría dar una modelo por más hermosa que sea. Es en ese sentido que la decisión se tomó en frío y se procedió a comunicar a las empresas que irían alquilar los stands de la feria: “Ya no más anfitrionas”. (Manuel Marticorena)