
Por Oswaldo Tovar
Mucho se habla de los esfuerzos de formalización de la minería informal, pero no recuerdo que antes de definir los planes de acción alguien se tome la molestia de escribir el concepto que tenemos que ensayar, discutir y socializar de manera positiva:
La formalidad es la capacidad de poder acreditar el cumplimiento de regulaciones, en este orden:
- Tributarias: pues el evadir impuestos es un robo al Estado
- Ambientales: pues la contaminación ambiental reduce los rendimientos de otras economías aledañas, la esperanza de vida de la población, y los rendimientos económicos futuros. Es decir, el “ahorro ambiental” termina perjudicando a terceros hoy y mañana.
- Salud y Seguridad Ocupacional: pues exponer a los trabajadores a condiciones que reduzcan su calidad o esperanza de vida es una de las muchas formas de obtener un beneficio ilícito a costa de terceros (el trabajador)
- Laborales: pues las cargas laborales del mercado formal permiten provisiones de jubilación y servicios de salud que en caso no se cumplan se pondrá en riesgo la atención
- Técnicas: que implica diseñar y construir siguiendo todas las normas técnicas peruanas y en su defecto, las mejores prácticas aceptables internacionales. Sino se caen puentes, casas, colegios, etc.
Si nos fijamos en perspectiva, el incumplimiento de cada uno de estos rubros brinda al “empresario” (de menor o mayor escala) un beneficio inmediato, pero a costa de terceros. A este beneficio se le llama “beneficio ilícito”, es decir, un beneficio que se obtuvo por incumplimiento de regulaciones existentes.
Un punto importante en la definición, y por eso está subrayada, es el concepto de “tener la capacidad de acreditar el cumplimiento de regulaciones”, y como podrá apreciarse, cada uno de los rubros pueden acreditarse con documentos que van desde acreditación de pago de impuestos, certificaciones ambientales, homologaciones laborales, aseguramiento y control de calidad de diseños y de construcción, etc. Es decir, “no sólo hay que serlo, sino parecerlo”.
Como verán, el problema no es sólo de minería, sino cultural-económico transversal en toda la economía del Perú. Nuestro país ha sido -pero cada vez menos- un país de “economía combi”, donde si bien existe un 12% formal, la formalidad lidia con el gran mercado informal que representa un 80% y que compite de manera desigual por costos no absorbidos.
Pero de lo que pocas veces se habla de manera conceptual y geopolítica es del tamaño y ubicación del mercado negro, que es la otra frontera del mercado informal.
Si la informalidad se manifiesta por el incumplimiento de algunas regulaciones y que esta tiene una gradualidad, es decir, a veces simplemente falta la mera acreditación del cumplimiento -y por eso nos cae una multa a veces por olvidarnos el brevete en casa- la gradualidad implica que existirán unidades de producción que no sólo no puedan acreditar el cumplimiento, sino que están en incumplimiento flagrante, premeditado y deliberado. Y son estas las que colindan ya no con la informalidad, sino con el mercado negro.
El mercado negro es esa parte de nuestra economía donde “la vida no vale nada”, donde se comercializa productos del narcotráfico (no nos olvidemos que somos el segundo productor de cocaína del mundo, y eso tiene efectos desde el tipo de cambio hasta fallos judiciales y hasta leyes del Congreso), trata de personas, productos de contrabando, pero también producción agrícola contaminada ya sea por pesticidas como por agua contaminada, donde aterriza una avioneta de la SUNAT para hacer fiscalización de la producción de oro y un grupo de mineros informales los reciben en el altipuerto todos mostrándoles sus pistolas y diciéndoles “gracias por su visita, váyanse”. En todos estos escenarios no es bienvenido el Estado, la SUNAT, la ley, el control, la policía, etc.
Uno de los problemas de intentar desarrollar proyectos mineros formales de mediana o gran escala es enfrentarse con un entorno/mercado que vive en un gran porcentaje en la informalidad, lo que es sinónimo de tener un porcentaje de su economía también en mercado negro.
La minería moderna y formal, lleva desarrollo, lleva modernidad, lleva al Estado, a la SUNAT, a la Fiscalía, a la Policía, a la Prensa… lleva al Estado. Yo les hago una pregunta de sentido común: En los lugares donde existen economías que giran en torno al mercado negro, ¿alguno de ustedes cree que será bien recibida la minería formal?
En este artículo veremos por qué es importante tratar de entender el porqué de los resultados en las elecciones en cada región o localidad, antes de criticar la poca racionalidad (aparente) en dichas preferencias del consumidor. Finalmente, recordemos cuán cierto -y en el mejor sentido de la expresión- tiene la frase “cada pueblo tiene al gobernante que se merece”, y es que ya sea por prevalencia de la oposición (el voto “anti”), o por elección, la democracia brinda un mensaje muchas veces no tan oculto del por qué la población prefiere uno u otro tipo de gobernante.
Revisemos algunos casos:
Puno
No es ningún secreto que Puno vive del comercio, pero según SUNAT[1], el 45% del contrabando nacional ingresa por Puno.
Esto implica una real dependencia de su economía hacia un mercado que a través de los años depende de la debilidad de los controles aduaneros; y en el hipotético caso en que el control aduanero se incremente o el porcentaje de contrabando se reduzca drásticamente de un año a otro, definitivamente existirá una crisis económica que el mercado no podrá afrontar. Queramos o no, existe una economía que gira alrededor de una actividad eminentemente informal. No es ningún secreto, y sin ofender a nadie.
En ese escenario podemos postular a dos candidatos: “Candidato A” que promete eliminar el contrabando, llevar a la SUNAT, poner en estado de emergencia a la región para eliminar el contrabando; y por otro lado a un “Candidato B” que promete no colisionar con el contrabando, enfrentarse permanentemente a Lima, que es accionista de alguna empresa minera informal, que tiene maquinaria para minería informal, que tiene camiones sin placa, o que en tono de gracia dice “no me preocupa un poquito de contrabando”[2], etc etc. Bueno, no está difícil la respuesta.
¿Queremos un ambiente promotor de inversiones formales? Pues primero tendremos que desarrollar estrategia de acciones paralelas y transversales para que dicha localidad se desarrolle dentro de una economía formal y que no persista la necesidad de un líder que tenga una posición Anti-Estado. Recordemos que muchas veces las sociedades se vuelcan a la informalidad por la insatisfacción del desempeño del Estado, por su falta de inversión en capital, por inexistencia de incentivos en la interacción con las instituciones estatales, en corto: porque el Estado no le sirve para nada.
Valle El Tambo
Este hermoso valle, donde no sólo está ubicado el proyecto minero Tía María, sino la segunda relavera de Cerro Verde recientemente inaugurada el 2015, la mina de cobre Chapi (Pampa de Cobre), la mina Tucari (Aruntani), el proyecto minero San Gabriel, y Los Calatos, la Presa Pasto Grande (con su trasvase de agua hacia Moquegua), el proyecto de embalse Paltiture; y si bien desemboca al Océano Pacífico en Arequipa, al subir en dicha cuenca pasa por Moquegua y llega hasta Puno tanto en el extremo norte como sur, pasando previamente por una región volcánica con varias emanaciones de géisers que contaminan el agua del cauce con Boro, Arsénico, entre otros.
En este valle existen 44 géisers (según INGEMMET) con emanaciones que van desde 22 hasta 91 °C, Boro desde 0.8 hasta 48 mg/L, Litio desde 0 hasta 28 mg/L (ojo con esto), Cloruro desde 0 hasta 14,000 mg/L, Sodio desde 0 hasta 9,000 mg/L, totalizando un caudal de 50 L/s de estas aguas termales vertidas de manera natural a la cuenca y contaminando el agua.
Consulta: ¿A nadie se le ha ocurrido que esta agua contaminada, está a su vez contaminando de manera natural desde hace miles de años los suelos y los cultivos del Valle El Tambo?
Resulta que entre febrero y mayo del 2017 los amigos del OEFA hicieron una inspección en la zona y emitieron el Informe 078-2017-OEFA/DE-SDCA-CMVA[3]firmado por 10 (diez) profesionales, donde además de hacer muestreos al agua y suelos, hicieron -a pedido de la población- 7 (siete) muestras de tejido vegetal, 2 (dos) de ellas en Cocachacra (granos de arroz), y 1 (una) en Dean Valdivia (olivo fruto), determinándose que:
- Las muestras de arroz contienen 0.2 y 0.8 mg/kg de Arsénico, sobrepasando el límite máximo de 0.2 mg/kg señalado por el Codex Alimentario[4].
- La muestra de aceituna contiene 0.8 mg/kg de Arsénico, sobrepasando el límite de 0.1 mg/kg del Consejo Internacional de Aceitunas[5]
En otras palabras, si deseamos exportar ese arroz y esas aceitunas a mercados internacionales, no nos los reciben. Y no por negligencia de los agricultores, sino porque las condiciones naturales del valle son así. La propia agua ya viene contaminada, por lo tanto, la producción también tiene riesgo de estar contaminada. De la misma forma que sucedió con los primeros envíos de “alcachofa orgánica” del Valle del Mantaro a USA (resulta que tenían Arsénico[6]).
Recordemos que uno de los efectos del arsénico en el organismo es la reducción de la producción de glóbulos rojos (anemia), y a lo mejor es una de las razones por las que entre 60% y80% de niños menores de 3 años de los distritos de la cuenca como son Cocachacra, Polobaya, Yarabamba, Puquina, Omate, Punta de Bombón, etc.tienen anemia, según cifras oficiales del MINSA de junio 2018.
Entonces, en un entorno que de manera natural se están generando productos agrícolas que no van a pasar controles fitosanitarios, ¿usted estimado lector cree que será bienvenida la inversión que trae SUNAT, SENACE, OEFA, Policía, Fiscalía, etc.?
Una alternativa de solución puede ser el de voltear el escenario y pensar en crear economías con los recursos que se tiene, por ejemplo:
- El proyecto de represa Paltiture ha sido ubicado exclusivamente con criterio civil-hidrológico, y se halla tan arriba en la cuenca que está ubicado en Puno. Es por ello que un alcalde distrital de Puno interpuso una medida cautelar impidiendo su construcción hasta la fecha. Conocido este escenario, se puede reubicar el embalse ligeramente aguas más abajo pero antes de la aparición de los géisers, y contemplar en el proyecto un entubado del agua limpia recolectada.
- Aguas más abajo se tiene la presencia de géisers. Con ellos se pueden generar dos productos de valor, por un lado, se puede precipitar las sales de boro (para fabricación de vidrio borosilicato/pyrex) y litio que de ellas emanan (falta hacer los cálculos técnicos y económicos), pero además, con el calor de dichas emanaciones podría generarse energía geotérmica. Justamente esa zona está catalogada por INGEMMET como región geotérmica.
- Aguas más abajo, y por efecto del agua limpia entubada, se puede generar energía hidroeléctrica. Por cada 1000 L/s y una caída de 1000m se puede generar aproximadamente 8.80 Mw de potencia hidroeléctrica, y con ello co-pagar el tratamiento químico u ósmosis necesaria para tener agua limpia de riego al final de la cuenca de El Tambo.Tenemos que pensar que el agua es un insumo más en la cadena de producción (así como la mano de obra, la electricidad, el petróleo), y como tal no tiene por qué ser gratis; “sin agua no produzco”.
- Finalmente, en la parte baja del valle (Cocachacra), debido a que los suelos ya están contaminados, se podría instalar terrazas hechas de gavionería (suelo reforzado) y así generar una nueva superficie agrícola con productos de mucho mayor valor unitario (que pague tanta inversión) para exportación. Dejemos atrás el slogan “consume lo que el Perú produce” y demos un paso adelante con “produce lo que el mundo requiere”.
Con este concepto habrá que hacer cálculos, pensando “inyectar el mínimo capital posible” y a su vez “generar el mayor volumen de ventas formales a través del cambio en la matriz de producción” (entiéndase que no se va a sembrar ni papa ni arroz). Como verán, no es una ecuación que la resuelve un solo sector (ejem Agricultura) sino que debe manejarse de forma intersectorial (INGEMMET, MINEM, MINAGRI, MINSA), y justamente esa es una debilidad actual del Estado: los problemas -tradicionalmente- suelen manejarse de manera unisectorial.
Con una visión holística del entorno podríamos considerar que el proyecto Tía María no sólo se va a vender “por sus beneficios macroeconómicos y su probada inocuidad ambiental”, sino que es el propio Estado quien tiene que asumir un rol estadista y generar un Plan Estratégico de Desarrollo, apalancado por sus recursos naturales (minería y geotermia) que permita revertir la condición de informalidad económica que de manera natural existe en la zona, y eventualmente evaluar la posibilidad de crear subsidios cruzados entre minería, energía, agricultura, industria, y hasta turismo. Es decir, que con parte de la renta minera se co-pague el agua que por ser escasa y de mala calidad resulta siendo cara como insumo de producción.
Otras zonas
En el informe “La economía informal en el Perú”[7] publicado por CEPLAN el año 2016 se muestran valiosos datos sobre las características y efectos de la informalidad en el Perú, entre ellos se puede apreciar a la derecha del gráfico las regiones del Perú con mayor incidencia de informalidad (y por ende con mayor probabilidad de existencia de mercados negros).
Entonces, la misma oposición va a ocurrir en todas las áreas de nuestro país donde se desarrolla cultivo intensivo de hoja de coca, de amapola, minería ilegal, contrabando, etc. En esos lugares, la minería formal nunca va a ser bien recibida simplemente “porque exponemos sus debilidades” (les malogramos el negocio).
Ahora demos un paso más adelante, hagamos una correlación entre la oposición que la izquierda tiene sobre nuestros proyectos mineros. Acá tendremos por siempre un punto de desencuentro, pues por definición la izquierda -por una cuestión de principios- siempre combatirá al capitalismo (según ellos fuente de beneficios impropios llamados “plusvalía” que empobrece al trabajador, y etc. etc.). Y en lo personal estoy apreciando que cuando existe oposición de la izquierda sobre un nuevo proyecto minero de magnitud, aparece “de la nada” la oposición violenta del mercado informal.
Es como si se crease una alianza simbiótica para rechazar los proyectos. La izquierda combate al capitalismo y el mercado negro combate la formalidad. Favor corríjanme si me equivoco, pero ¿acaso los escenarios más violentos no han estado en su mayoría asociados a las zonas donde existen actividades más que informales?
Dicho esto, usted estimado lector cree que ¿es necesario esperar las elecciones para saber el futuro de una región/localidad? ¿O en las elecciones cosechamos los frutos de nuestra falta de estrategia, falta de visión, falta de inyección de capital, falta de cambiar matriz de producción agrícola, de brindar alternativas formales de producción a una población que crece y que cada año se enfrenta a la presión de la demanda producto de Tratados de Libre Comercio en el extranjero, de la mejora de nuestro poder adquisitivo interno, de nuestras cada vez más rigurosas regulaciones?
Las soluciones son transversales, y los gobernantes regionales y locales no son otra cosa que el resultado de nuestras acciones. En minería tenemos la gran ventaja y bendición de contar con todos los recursos, con los mejores profesionales y consultoras a nuestra disposición a nivel mundial. Sólo debemos recordar que nuestros proyectos no se van a vender “por lo bueno que sean” sino también (yo diría sobre todo) por el efecto económico que realmente van a llevar a localidades circundantes a los mismos, y si ese efecto es el de desaparecer economías informales, por supuesto que vamos a encontrar una gran oposición.
Para finalizar, comparto con ustedes mi visión de lo que sería una secuencia bastante sencilla para crear planes de acción y es la siguiente: concepto, estrategia, plan y acciones tácticas.
Hoy por hoy, mecanismos financieros tenemos muchos (Canon, Obras por Impuestos, Adelanto Social, Bonos al 4.75% anual, etc.), plata no falta. Pero una cosa si es cierta, si seguimos trabajando de manera desarticulada, en compartimientos estancos, vamos a cosechar más de lo mismo. “La táctica sin estrategia, es el ruido antes de la derrota”.
[1] Informe 28-2016-SUNAT/5A1000, https://www.mef.gob.pe/contenidos/pol_econ/documentos/d_Contrabando_subvaluacion_SUNAT.pdf
[2] https://elcomercio.pe/politica/gobierno/ppk-puno-me-preocupa-poquito-contrabando-245458
[3]http://visorsig.oefa.gob.pe/datos_DE/PM0203/PM020302/03/IF/IF_078-2017-OEFA-DE-SDCA-CMVA.pdf
[4]www.fao.org/news/story/es/item/238690/icode/
[5]www.internationaloliveoil.org/documents/viewfile/9708-norma-english
[6]http://www2.caretas.pe/Main.asp?T=3082&S=&id=12&idE=706&idSTo=0&idA=24150
[7]https://www.ceplan.gob.pe/documentos_/economia-informal-en-peru/
Autor: Jean Pierre Fernandez (jpfernandez@prensagrupo.com)