MINERÍA SAPIENS SAPIENS

MINERÍA SAPIENS SAPIENS

En una era de cambio, integrar las innovaciones valiosas al proceso productivo será vital.

Por Jean Piere Fernández

La minería inteligente es aquella que, para su gestión operacional y toma de decisiones, se basa en la administración y análisis de la información relevante que es captada remotamente desde las diferentes operaciones unitarias mineras, esto a través de la integración de tecnologías de comunicaciones, posicionamiento, sensórica y software con aplicaciones configurables y algoritmos matemáticos inteligentes; todo esto para alcanzar la máxima eficiencia de los procesos dentro del marco de la minería sustentable, segura y productiva.

Todo esto suena bien siempre y cuando las acciones no se repliquen. Carlos Carmona Acosta es el director ejecutivo del programa de Interoperatibilidad Minera de Fundación Chile. Es también director del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile. Estuvo por unos días en nuestro país, invitado por los organizadores del CIIT Perú, para dar una charla sobre el futuro de la industria y la sustancial importancia de reducir los sobreesfuerzos tecnológicos.

¿Qué debemos entender por interoperatibilidad en una industria como la minera?

La minería por muchas décadas ha tenido un desarrollo sostenible en implantación tecnológica, sobre todo en los últimos treinta años. Hemos pasado de la mecanización al monitoreo, luego hemos alcanzado la automatización y todo indica que nos encaminamos hacia la robótica.  Están estos presentes en los diferentes procesos del negocio minero.

Estos cambios han llegado con más intensidad a la gran minería, que ha invertido mucho para mejorar la productividad. Ahora bien, lo que ha ocurrido en estos últimos tiempos es que mucha de esta inteligencia tecnológica de las mineras no ha sido parte de la cultura dentro de la empresa. Todos estos avances se han externalizado.

Diversas compañías proveedoras de equipos y tecnología se han quedado con este know-how. Hay pues una sensación de pérdida de control en las mineras sobre el impacto de la tecnología en sus procesos productivos, y la variable más importante es la compatibilidad tecnológica.  

Distintas inversiones, ingente tecnología, pero nadie se ha preocupado de que estas sean compatibles entre ellas. Eso solo ha significado sobreesfuerzo, pérdida de tiempo e información. Lo que se busca ahora es encontrar un estándar de forma que la industria minera regional pueda pedir lo que necesita realmente, ni más ni menos.

¿Entonces hoy las mineras no consiguen lo que necesitan? Acaba de mencionar que hay un sobreesfuerzo  tecnológico.

Las mineras logran que las tecnologías funcionen y lo hacen. Están las unidades de innovación de las compañías, los consultores y demás. Pero hay sobreesfuerzos, muchas tecnologías que se replican dentro de la compañía precisamente porque no son compatibles entre ellas.

Tengo muchos sistemas de comunicaciones, muchas salas de control, muchas pantallas pero me basta con menos que podrían hacer lo mismo. Ese es el problema: la empresa se llena de infraestructura digital, y con ello aumenta la posibilidad de cometer errores y perder continuidad de operaciones.

¿Vivimos en una era de automatización en minería o están en camino hacia ella?

Lo describiría como un proceso evolutivo. La mecanización es la gran experiencia de la minería con camiones y el gigantismo, las palas hidráulicas. Luego ha arribado la tecnología analógica y los paneles de control y la telemetría y las comunicaciones y el monitoreo en tiempo real y la minería asistida, en el que entrego a los operadores radares, equipos de visión nocturna, sistemas anticolisión; una serie de adminículos que les permiten a los operadores ser más productivos.

Y de allí pasamos a la minería teleoperada, de gestión de equipos a distancia. Esto se hace hoy más en minería subterránea, en la que se gestionan tres o cuatro equipos al mismo tiempo. Y ahora llegamos a los camiones autónomos, presentes en algunas faenas mineras.

En Chile hay unos 18 camiones de estos. Pero el cambio no será tan rápido. Tanto en Chile como en Perú,  las empresas ya han invertido en maquinaria, todo está comprado. Los proyectos grandes que están por venir, lo más probable es que sigan optando por lo convencional.

Entonces tenemos como resultado empresas con una gran cantidad de activos que no cambiarán de la noche a la mañana. Por tanto, la llegada de los camiones autónomos será gradual ya que debe primero justificarse su impacto en  las comunidades, en las mismas empresas y en el empleo en general.

Hay diversos temas en el aire, y es complejo que las empresas actuales tomen decisiones de este tipo. En cambio, es más probable que este cambio se apresure en los proyectos nuevos y complejos, en los que será difícil encontrar personal que quiera trabajar en minas subterráneas complejas o en muy elevadas alturas.

¿La era del gigantismo acabó?

Es difícil la pregunta porque en la mayoría de las empresas mineras trabajan en ese concepto, el gigantismo, que ha permitido aumentar la productividad. Lo que ocurre es que ya no podemos fabricar camiones más grandes. Hemos llegado a una encrucijada en donde hacer más grandes estos equipos limita con la ineficiencia.

Creo que ahora estamos en un punto de inflexión en donde no podemos agrandar más los equipos sin mermar la productividad. Ahora los camiones se cargan con tres baldazos cuando antes se hacía con catorce. Se ha ganado productividad.

¿En esta etapa de operatibilidad que función ocupará la revolución eléctrica?

Este será uno de los cambios más importantes. En los noventas pasamos a lo digital, un cambio de reemplazo de cables por bites. De las teclas nos fuimos al touch. El rol de la minería ahora será integrar estas tecnologías junto con sus estándares y crear otro estándar, uno por encima de los demás.

La finalidad es elaborar un estándar de estándares, y de esa forma ayudaremos a la industria a integrarlo todo. Este es el gran desafío. Hay otras industrias que están muy por delante en interoperatibilidad como las petroleras, la  aeronáutica, porque es importante tener el control de todo.

 También está muy presente en la industria automotora con los robots que hacen lo que tienen que hacer, no más, no menos. Trabajan en serie, en paralelo y demás. Pero la industria minera es mucho más compleja y debemos hacerlo en toda la cadena de valor, tanto en los procesos predecibles como en los impredecibles.

¿Las grandes mineras tienen problemas para integrar el concepto de interoperatibilidad en su cultura corporativa?

No, porque en el caso de BHP tiene un objetivo interno de llegar a ser la empresa más automatizada del mundo. Es parte de su estrategia de largo plazo de BHP. Las grandes mineras saben que las faenas serán más complejas y también los procesos.

En el caso  de Chile, las leyes de mineral no son las de antes y por tanto se deberá explotar sectores difíciles, zonas en las que la gente no está dispuesta a hacerlo. En las minas subterráneas en Chile, a grandes profundidades, en donde se producen explosiones espontáneas incontrolables, será necesaria más tecnología. 

No habrá gente dispuesta a trabajar en la construcción de túneles en donde el riesgo sea elevadísimo. Lo que ocurre en Chile con BHP o Anglo American lo más probable es que suceda también en Perú, y viceversa.

¿No toda innovación es útil para la industria minera?

Correcto. Los innovadores asumen los riesgos. Muchas veces las mineras no se exponen de ese modo. Por muchas décadas las mineras han optado por soluciones probadas. No estaban dispuestas a hacer pruebas en las faenas mineras, en laboratorios.

Codelco con Codelco Tech en alguna medida está cambiando esto, y se trata de una política de Estado en innovación para la industria minera, que es la más importante de mi país y de la que dependemos mucho. Hay iniciativas que provienen de la esfera público-privada y Codelco, BHP, Fundación Chile y otras andan en esa línea.

Las autoridades de su país suelen decir que Chile no quiere ser siempre un exportador de minerales sino de tecnología. ¿Ese es el camino que deben seguir naciones como la suya o la mía?

Por supuesto, porque Perú, Chile y Brasil somos grandes exportadores de materia prima.  Y nos va bien exportando concentrados pero nadie sabe lo que ocurrirá en  treinta o cuarenta años; la oportunidad pasa por lo que aprenderemos.

Si somos capaces de formar un capital humano de excelencia, si podemos identificar las tecnologías estratégicas será mejor. La inteligencia también se exporta. La idea no es solo extraer materiales y exportarlos sino exportar lo que aprendemos de extraer minerales.  Que lo que aprendamos de la extracción de materiales se transforme en un activo, ese debe ser el fin. Creo que cada vez costará más ser grandes productores.

¿La transformación de la industria necesariamente transformará al capital humano?

Definitivamente pero entendamos primero que los mineros de hoy no son los de hace diez años, y que dentro de una década tampoco serán los mismos que hoy por este proceso vertiginoso de la automatización y robótica en la minería.  Es un camino inevitable. En otras industrias se habla de la revolución 4.0 y eso también lo vive la minería.

¿Por qué insiste tanto en la elaboración de un roadmap?

Por la sencilla razón de que estos se pueden actualizar y me permiten tener bien identificados los focos tecnológicos, de capital humano y demás. La minería depende de los vaivenes mundiales, y uno puede ir maniobrando y adecuando su estrategia a lo que se viene. En síntesis, lo que intento decir que sin un roadmap la empresa minera improvisará mucho y eso no es recomendable.

¿Es lo más inteligente que proyectos como Quellaveco, Mina justa y otros piensen seriamente en la interoperatibilidad y los roadmap desde ya?

Es lo más inteligente y creo que lo están haciendo de ese modo. Hoy, tanto en Chile como en Perú, el gran tema será cómo estos garantizan la sustentabilidad ambiental.

En la actualidad las comunidades tienen más influencia porque entienden que la minería es transitoria. Genera empleo pero es pasajera. Lo que quiero decir es que los costos del proyecto tampoco son los mismos de hace una década. Es allí donde la tecnología podrá cumplir un papel importante pues permitirá mantener la calma en las comunidades.

¿Se busca sacar el agua de todos los procesos?

En el caso chileno, esto es un proyecto país. Con todo, lo que sucede es que las empresas en Chile están solucionando el asunto del agua por sí solas. BHP con su nueva planta desalinizadora y otras tantas, y eso saca la variable agua del contexto regional. En Chile se está regulando ya y pronto saldrá una ley que señalará que no se pueden seguir adquiriendo derechos de agua de los glaciares. 

¿Todas las mineras están preparadas para la interoperatibilidad?

 No todas, creo que solo lo están las grandes mineras pues tienen muy claro sus desempeños y conocen qué procesos quieren mejorar. No todas están preparadas pero en el futuro todas deberán estarlo porque la única forma de aumentar la productividad y ser competitivos será la integración de tecnología a los procesos.

Autor: Jean Pierre Fernandez (jpfernandez@prensagrupo.com)