Miguel Cardozo: «Exploración minera, la madre de la industria… y la estamos matando»

Miguel Cardozo: «Exploración minera, la madre de la industria… y la estamos matando»

El descubrimiento de nuevas reservas minerales, es imprescindible para asegurar el futuro de la actividad minera.

Por Jean Piere Fernández

Miguel Cardozo, gerente general de CP Group, es un experto en exploración minera. Desde siempre, este especialista en atisbar riqueza cada vez que mira el suelo, ha advertido de la necesidad de engrasar las normas para hacer más simple la inversión en exploratoria minera. Pasados los años, las autoridades lo han escuchado poco y mal. Hoy se queja y al mismo tiempo se lamenta de la propagación de mitos con respecto a la minería, de la incoherencia de lo que se dice y de lo que se termina haciendo. Vivimos la época de las redes sociales, de la propagación de la mentira como nunca antes. Vivimos en un paraíso para la propaganda ideológica, existimos en la época de la posverdad, y esta también tiñe a la actividad minera formal. A la que Miguel Cardozo representa. Por la que Miguel Cardozo lucha.

¿Por qué se busca más oro en el mundo que otros metales en la actualidad?

No es una tendencia nueva, lo que pasa es que el precio del oro, a raíz de la inestabilidad de la economía mundial, es un refugio. Siempre lo ha sido, pero esta atribución suya se ha reforzado en estos últimos años. Lo que ahora ocurre es que efectivamente la mayor cantidad de inversión en exploración minera es por oro… pero no ocurre lo mismo en el Perú, donde se busca más cobre. Ahora bien, habría que medir las cosas según el contexto. La mayor parte de los gastos en exploración en el país están destinados a proyectos avanzados y brownfields, alrededor de las minas, y la mayor cantidad de estos son de cobre. Si nosotros comparáramos cuánto se invierte en oro o en cobre en proyectos tempranos en el Perú, probablemente obtendríamos un balance distinto, con el oro por delante.

Tenemos un claro gusto por introducirnos un cuchillo en el vientre. Pero el asunto es que no los entiendo porque si el discurso es que quieren más exploración, entonces la promuevo y la facilito. ¿Uno de los problemas principales para explorar es conseguir dinero? Y justamente todo esto causa que sea más difícil conseguir dinero también.

¿Se percibe algún cambio en esa tendencia?

La expansión de reservas requiere completar ciertos proyectos que están cercanos a la definición de recursos o a concluir sus estudios de factibilidad. En estos casos la intensidad de la perforación es mucho mayor. Con todo, en la actualidad  apenas la cuarta parte de la inversión en exploración va a proyectos greenfields. No más. No menos.

La industria minera, para atraer capital, ya no solo compiten contra otras empresas del sector. También contra otras nuevas industrias que están surgiendo.

Es un problema cada vez más agudo y creo que la industria está al tanto de este cambio. En el caso de las exploraciones es muy evidente. Los capitales de riesgo se destinan a industrias de las que obtendrán un rendimiento más alto que en la minería y en menor tiempo. Y se reduce en la exploración minera por diversas razones, entre las que resaltan: el tiempo que le toma madurar a los proyectos y los asuntos sociales y ambientales que verdaderamente se han convertido en una traba ya muy notoria, lo que ha ahuyentado un  poco a los inversionistas, acercándolos a industrias emergentes como la del cannabis, las bitcoins u otras esferas tecnológicas.

¿Los inversionistas le están perdiendo fe al sector?

Pues algo de eso hay. Al revisar la capitalización de  mercado de las empresas mineras grandes en el mundo, se observa que están en alrededor del 40% de lo que fue su valor de mercado a comienzos del 2011. Y se ha recuperado; a fines del 2015 rondaba el 20%. Entonces hay un hecho que debemos notar y es el siguiente: el mercado no está reconociendo los méritos de la industria minera alcanzados durante los últimos años. Durante la crisis las mineras cerraron los caños de dinero, ahorraron como pudieron y cuanto pudieron, cortaron la inyección de dinero para exploraciones, reestructuraron portafolios, vendieron proyectos… Todo ello con la finalidad de estabilizar sus finanzas. Pero después comenzó a percibirse que a pesar de esos esfuerzos los costos aún subían. No podían superar aquel trance. Es allí que las compañías mineras empezaron a enfocarse en la productividad ligada a la innovación, y han avanzado mucho en corto tiempo. En el 2016 redujeron los costos, en el 2017 crecieron e incrementaron sus ganancias…y a pesar de ello, el mercado aún no confía.

Sin embargo, creo que hay una oportunidad muy grande y es la revolución eléctrica. ¿Cree usted lo mismo?

Por supuesto, y de allí surge la búsqueda por los nuevos metales, el litio, el cobalto, y obviamente el cobre. Ahora hay un boom por el litio y el cobalto porque se espera que la demanda para las baterías sea muy alta. El cobre intervendrá, pero el litio y el cobalto hacen la diferencia. En chile y Argentina hay concentraciones importantes de estos metales. En el último año la inversión en exploración por litio aumentó como 400% y más de 100% en la del cobalto y muy velozmente en el planeta. Con todo, también ha crecido la inversión en metales base.

¿Es posiblemente una nueva oportunidad que podría aprovechar la industria en el país?

Sin duda. No es apresurado sostener que con los precios actuales de los metales podrían salir a flote muchos planes, incrementar la inversión en exploración y facilitar la marcha de los proyectos mineros en general. El gobierno pretende llegar al 8% de la inversión en exploración mundial. Pero existe un problema del tamaño de una catedral. Las autoridades han sacado una norma de protección ambiental en exploración y la verdad que deja mucho que desear. Definitivamente esta no es una acción promotora de la exploración minera porque genera más burocracia y, por consiguiente, más demoras. En síntesis, hace las cosas mucho más difíciles. Es restrictiva, y lo es por un concepto básico y mal usado. En la introducción de la norma afirman que de acuerdo a la Ley del Medio Ambiente, en el caso de que exista un peligro inminente de afectación ambiental grave, se debe aplicar el silencio administrativo negativo. Y a continuación dice: eso ocurre en la exploración, por tanto, todo el reglamento tiene el silencio administrativo negativo. ¿Quién les ha vendido la idea de que en el proceso de exploración puede haber afectación ambiental grave? ¿Quién les ha dicho eso? ¿Y que es inminente?. De veras que no sé de dónde sacan ese concepto. No quiero pensar mal, de que solo se trata de una orientación ideológica. Pero ciertamente el Minam impuso ese criterio sobre el Minem. Lo que se prepublicó era distinto y fue cambiando, y no para bien. La norma que sacaron es más restrictiva y mucho más complicada que la anterior, que dicho sea no era una buena norma.

¿Quiere decir que el país se está haciendo un harakiri con esta norma?

Sí. Tenemos un claro gusto por introducirnos un cuchillo en el vientre. Pero el asunto es que no los entiendo porque si el discurso es que quieren más exploración, entonces la promuevo y la facilito. ¿Uno de los problemas principales para explorar es conseguir dinero? Y justamente todo esto causa que sea más difícil conseguir dinero también. Por eso Chile ya nos pasó, pues tienen las cosas más claras. Ellos admiten el sentido de largo plazo de una industria como esta, y en efecto, no existe otra forma de entenderla que el largo plazo.

Tenemos que cambiar el chip. El tema ambiental es por supuesto relevante. Nadie en su sano juicio está en contra, es más, los mineros somos los primeros en preocuparnos por ello. Pero los tira y afloja que tenemos con la burocracia y con estos conceptos que originan demoras y trabas… pareciera que no ven otra solución, al menos en ciertos sectores del gobierno. El asunto de las cabeceras de cuenca, por ejemplo, en el que se habla hasta de intangibilidad, es obviamente una movida ideológica para bloquear todo proyecto, no sólo los mineros, en las partes altas de las cuencas.

¿Vivimos también tiempos de posverdad en la minería?

Es así, es el discurso, es lo que se impone además desde el punto de vista ideológico y no hay quien nos defienda. Y no bastan los buenos ejemplos de Australia, Canadá, Finlandia… ejemplos hay miles. No es que la minería deba ser la principal industria por siempre. Es simplemente el motor que tenemos a la mano y no hay otro. Gozamos de grandes ventajas competitivas, recursos minerales ingentes y sin embargo en lo único que se fijan es en las cosas negativas, y las inventan además cuando no las encuentran. El gobierno sostiene que en cuanto a exploración ha sincerado los plazos. ¿Qué quiere decir con ello? ¿Aumentarlos? Definitivamente, de esta forma, no atraeremos el 8% del presupuesto mundial para exploración minera. No vamos a llegar. ¿Y qué significa eso para el país? Recuerde que la industria minera, además de la contribución directa, es responsable también de aportaciones indirectas que son importantes. Si bien es cierto que tenemos una cantidad de mano de obra en las minas no muy elevado, alrededor de un millón de personas, contamos con otros seis millones en trabajos indirectos; la cantidad de PBI que se genera va al PBI minero pero también, de refilón, al PBI de otras industrias como la metalmecánica, la construcción y tantas otras.

Insisto, hay una preocupación por el ambiente que no debería ser tal y los hechos lo desmienten. La minería no ocupa todo el territorio nacional. Más del 50% de la superficie del país es reserva natural. En cambio, el área realmente impactada por la minería formal en el Perú es de 59,474 hectáreas, es decir, sólo el 0.046% del territorio nacional.¡Es nada!

Y sin embargo, el sector minero hace mucho que está perdiendo la batalla ideológica con los que se oponen a la actividad.

Definitivamente. Uno visita las comunidades, y habla con la población. Existe gente con ese discurso errado de la contaminación ambiental. Y hablamos solo de exploraciones, pero insisten en que las aguas serán contaminadas. Los permisos están bien controlados. La exploración, trabajos de superficie, mapeo, muestreo, no tiene ningún efecto sobre el medio ambiente. Tampoco cuando uno empieza a perforar. Además todas estas acciones están totalmente controladas y supervisadas. Y cuando lo explicamos, sorprendentemente nos solicitan el “permiso ambiental” para un mapeo geológico. Pero bueno, existe una prédica constante contra la minería.

¿Hay posibilidad de encontrar otro Yanacocha, como usted lo halló en su momento a este ritmo de inversión en exploración?

Con toda sinceridad, se lo digo, no creo. A este ritmo, no, definitivamente no. Nuestra producción de oro está por debajo de  los cinco millones de onzas. Y hemos producido en el mejor momento 6.7 millones de onzas. Desde el 2008 que advierto que esto se está cayendo sistemáticamente. Todos los años la producción de oro cae. Y tenemos que explorar para revertir la tendencia. Proyectos de cobre hay muchos y está muy bien que así sea. Ojalá que se cumplan los pronósticos de llegar a los cinco millones de toneladas de cobre fino producidos. ¿Pero qué vamos a hacer con respecto al oro? Tenemos más de 2,000 km de rocas volcánicas en las cuales están alojados los grandes yacimientos de oro, los Yanacocha, los Pierina, aparte de las vetas en otras unidades geológicas. No vamos a poder repuntar si no hacemos más exploración greenfield. Nuestras actitud como país en este momento es autodestructiva.

¿Qué se debe hacer desde el gobierno, cree usted, como representante de los mineros?

Pues por lo menos revisar estos asuntos que hemos mencionado. Pero ya, de una vez. Nosotros hemos visto un desarrollo político que nos ha perjudicado. Durante la época del expresidente Humala el tema ambiental alcanzó mucha preeminencia de mano del doctor Pulgar-Vidal. El ministerio del Ambiente se convirtió en una fuerza política importante. Aparecieron una serie de instituciones débiles, que tecnológicamente no dan la talla. Sin embargo son fundamentales para los proyectos mineros dado que otorgan los permisos y supervisan las operaciones.  Pero los tiempos que manejan son el problema. Obtener una concesión minera demora más de seis meses y en casos más de un año,  cuanto antes tardaba no más de tres meses. Recordemos que la concesión minera es solo una autorización general para hacer trabajo minero que está sujeto a permisos sociales y ambientales. Todo va más lento.

¿Cree entonces que el gobierno del presidente Vizcarra, y antes PPK, retrasa más las inversiones mineras que el anterior, de Humala?

Sí y sabe por qué: nunca durante el Gobierno de Humala se dieron tantas leyes negativas como las que han salido en este mandato en varios sentidos. El expresidente Humala creó el aparato ambiental y este se ha fortalecido durante este gobierno. Ha salido la modificación a la ley de proyección ambiental en exploraciones, además de la modificación a la Ley de Recursos Hídricos y el asunto de cabeceras de cuenca,  y otros. Recientemente ha salido un decreto del Minam otorgando a los gobiernos regionales la facultad de dirigir toda la administración de las zonas naturales protegidas. ¿Se imagina? Eso es gravísimo. Tenemos ya muchos ejemplos de lo que piensan las autoridades regionales de las zonas naturales protegidas.

¿Usted no es muy optimista con el futuro desempeño de la minería en el país?

Admito que tenemos problemas, pero soy optimista en el sentido de que el sector minero crece y nuestra producción aumenta; los mayores obstáculos están en las exploraciones. Allí es en donde no estamos haciendo las cosas como se debe. Es verdad que ha aumentado el gasto en exploraciones, pero en brownfield. Hay minas que están recuperando el tiempo. Hay empresas que perforan, 90, 100 mil año, pero en brownfield.  

¿La automatización es también una realidad en exploración?

Pues sí, hay grandes desarrollos tecnológicos, conceptuales, metodologías nuevas de exploración. Cada día es mejor. La geofísica desarrollo nuevos métodos. Pero no me cambie el tema. El problema no va por allí, sino por la cantidad de permisos. En Chile se obtiene permisos de exploración mucho más rápido que acá, ese es un hecho irrefutable. Tuvieron una época en la que retrocedieron, ahora nuevamente han recuperado el ritmo. Por supuesto, en Canadá, en Australia, el mecanismo es estricto pero eficiente. Aquí las comunidades tienen miedo porque les dicen que vamos a contaminar si exploramos y si al miedo le sumamos la ley que publica el gobierno en la que sostiene que es inminente el riesgo de contaminación grave por arte de la exploración, ¿qué va a pensar la gente? Nos disparamos a los pies y salimos a decir que queremos que aumente la inversión en exploración. Qué incoherencia.

En los greenfields buscamos blancos  de exploración. No estamos en una zona específica sino en blancos donde, probablemente, vamos a invertir después. Utilizamos la tecnología y la geofísica y otros tantos métodos. Pero luego cuando encontramos anomalías, debemos investigar esa extensión de terreno, hacer trabajo de campo; es la fase en la que el geólogo entra en contacto con el terreno y debemos caminar, pero no podemos caminar por una zona donde hay cinco, diez, quince comunidades y cada una de ellas te exige un permiso para hacer trabajos que solo duran días o semanas. Muchas de ellas dirán que no.

¿Será el asunto de las cabeceras de cuenca el principio del fin de la industria minera en el Perú?

Es mucho más que eso porque es un riesgo no solo para la minería sino también para una serie de proyectos de diversos tipos en el país. No se trata de cabeceras de cuenca sino de cuencas de cabecera. Y esto es consecuencia de una mala traducción del inglés, que proviene de la palabra headwaters. Es pues una mala traducción en la que detrás hay una mala intención. La confusión esta en hacer pensar que las aguas solo se originan en la parte alta de los valles cuando no es así. Eso ha generado un interés político en bloquear las partes altas de los valles. Esto ha sucedido en Colombia con la Ley del Páramo. Y creo que este es el objetivo político de la iniciativa, pero es un gran error porque en realidad el agua se genera en todo el valle. Una definición mal concebida de cuencas de cabecera, como se deben llamar, bloqueará la construcción de infraestructura, los emprendimientos de la industria agropecuaria, el transporte, la energía.  Bloquearemos todo, y esto por la falta de conocimiento y el interés político dirigido en contra de la minería. La ANA hace su trabajo. Además hay que tener en cuenta que los EIA obligan a un estudio integral de la cuenca. Por lo que no importa en dónde se origine el agua pues ello siempre será estudiado y si hay peligros de impacto ambiental, estos deben ser gestionados para evitarlos o minimizarlos. Todo esto está contemplado en los EIA, por tanto no necesitamos una norma de cabeceras de cuenca. Solo estamos a la espera de lo que diga la ANA, de la metodología que propondrá y otros detalles.

¿Por qué llama usted a la exploración “la madre de la industria minera”?

Porque sencillamente los recursos minerales se agotan y si no exploramos no podremos reemplazar los recursos extraídos. Si quisiéramos mantener nuestra producción de solamente 4.5 millones de onzas de oro por año, tendríamos que encontrar un Pierina cada dos años. Y no la estamos encontrando.

¿Entonces el país le está poniendo zancadillas a esta madre?

[Risas] No estamos pensando correctamente. La minería no es un enemigo del país sino la mejor herramienta del Perú para seguir expandiéndose económicamente.  Más de la mitad del crecimiento del PBI nacional, con crecimientos débiles de 3% y 4%, se debe a la  minería y a sus efectos directos e indirectos. Es decir, cuando crecíamos a un ritmo de 6%, bueno, la minería contribuía con el 1%, 1.5% o 2%. Ahora ese 1 o 2% es más de la mitad. La minería es más relevante hoy que ayer. Este es el momento en el que país debería recurrir a sus recursos mineros. ¿Y qué hacemos? Todo lo contrario. ¿Dónde está el error? ¿Quién está interesado en que el país no progrese? ¿En que la pobreza que venía reduciéndose sistemáticamente se haya estancado? No lo sé.

Además, esta dejadez es campo de cultivo fértil para esas nuevas zonas como Secocha, en Arequipa, y Madre de dios, en donde se ha hecho fuerte la minería ilegal.

Pero claro, y a esos sectores no les pasa nada. La informalidad se mantiene. Contra eso nadie levanta la voz, ni organiza marchas. Contra lo que daña de verdad. Los mineros tenemos que ser responsables en todo lo que hacemos. El desarrollo minero no está disociado de la diversificación productiva. Para que esta se dé, en un país como el nuestro, se debe potenciar la minería.  Cuando la economía crezca, la industria minera irá reduciendo su porcentaje de participación en la economía nacional. Ha ocurrido en todos los países que hoy están mucho mejor que nosotros. Pero hoy en día, la minería es un pilar sin el que no podemos crecer. La minería te da la base para el desarrollo, y debemos hacerlo a través de clústeres para multiplicar su impacto. Esto es una prioridad hoy.

*Esta entrevista apareció en la edición 64 de la revista Energiminas.

Autor: Jean Pierre Fernandez (jpfernandez@prensagrupo.com)