
El régimen de Nicolás Maduro ha lanzado una campaña discreta y sin mucho ruido para atraer capitales privados en la apertura de negocios conjuntos valorados en US$77.000 millones para darle un soplo de vida a la moribunda Petróleos de Venezuela (PDVSA) y evadir sanciones.
La noticia, publicada por el diario ABC, de España, da cuenta de que las fuerzas del mercado han doblegado el discurso nacionalista de Maduro. En un evento televisado de marzo, Maduro sostuvo: «Quiero decirles a los inversores de EEUU y de todo el mundo que las puertas de Venezuela están abiertas para la industria petrolera». Los productores más grandes como Chevron, la francesa Total y la italiana Eni probablemente esperarían hasta que se levanten las sanciones de EEUU, pero los actores más pequeños podrían comenzar cuando entren en vigor una serie de nuevas reglas que abrirán la industria a la empresa privada.
“Esta forma confidencial atípica de privatizar o poner en venta a la otrora quinta corporación más grande del mundo sin pasar por licitaciones públicas ni regulaciones legislativas se presenta bajo el clásico secretismo modelo ruso desde que PDVSA pasó al control de Moscú en el 2019”, continúa el diario ABC, desde donde extraemos la noticia.

El sucesor del fallecido Hugo Chávez, que se apoderó de los activos de Exxon Mobil y ConocoPhillips, promete aprobar una ley que pondrá fin oficialmente al monopolio petrolero en manos de la ruinosa PDVSA, que lleva años al borde de la quiebra.
La agencia Reuters informó de que el analista Russ Dallen publicó un memorándum del régimen de Maduro, llamado «Oportunidades de Inversión en PDVSA», que la empresa está distribuyendo entre inversionistas y que sugiere que prácticamente todo está en venta o disponible para invertir.
El documento identifica 152 oportunidades específicas de inversión, incluyendo asociaciones estratégicas, ganancias compartidas, convenios de producción, y contratos de servicios, valorados en 77.600 millones de dólares. Reuters señala que Venezuela necesita US$58,000 millonespara volver a los niveles de producción de 1998, antes de que Chávez asumiera el poder. PDVSA aporta el 95% de sus exportaciones a los ingresos al país.

La producción ha caído de 3,5 millones de barriles a menos de 500.000 barriles diarios, debido a la incompetencia, a la incapacidad y a la corrupción. Y el ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, ha prometido subir la producción a 1,5 millón de barriles diarios este año sin probabilidades de cumplirlo.
El régimen de Maduro obliga a los inversores a firmar contratos bajo términos de confidencialidad al estilo ruso. Desde hace dos años, las cuentas internacionales de PDVSA se manejan en Moscú. De ahí su poder de influencia en Caracas sobre el secretismo y confidencialidad en la privatización, al igual que lo hicieron los rusos con su industria petrolera a la caída de la Unión Soviética.
Autor: Energiminas (info@prensagrupo.com)