
No todo lo planeado por Antofagasta Minerals ha salido a pedir de boca. Es usual que los planes de una empresa minera choquen frontalmente con la realidad… o con la naturaleza. Cecilia Arrué, la gerente técnico de Procesos de la empresa, una subdivisión de la vicepresidencia de Operaciones, conocedora de todos los pormenores que han tenido que superar cada una de las cuatro operaciones del grupo minero privado más grande e Chile, dice que el principal desafío es incorporar todas las nuevas tecnologías que han surgido, siempre y cuando vayan en paralelo con la sustentabilidad y sirven de apoyo a las metas económicas de la empresa.
Arrué sostiene que la empresa debe encontrar la forma de innovar constantemente.
fagasta Minerals, una de las diez más grandes productoras de cobre del mundo, administra cuatro operaciones: Centinela, Zaldívar, Pelambres y Antucoya. De todos es socia mas no dueña total de ninguna. La mina que más rentabilidad le aporta actualmente es Pelambre. Casi la mitad de la producción total de concentrados de cobre de la empresa provino de ella.
Los ajenos a este sector industrial caricaturizan la actividad minera hasta reducirla a un simple proceso de extracción de roca. Pero esta actividad productiva es mucho más compleja. En su operación Centinela, la minera se trazó la meta de procesar 97,000 toneladas de mineral por día. Pero como revela Arrué, los técnicos se quedaron cortos “en la estimación de la dureza de la roca y el molino SAG por el que optaron no tuvo la potencia necesaria”. Ahora Centinela, luego de algunos cambios en el camino, ha ampliado su capacidad hasta las 105,000 toneladas. Por ahora se acerca, según la gerente técnico de Procesos, a las 102,000.
“Partimos con molinos SAG flojos en potencia. Siempre la naturaleza nos sorprende; debimos aprender más del yacimiento y no optar por improvisar, porque se pierde dinero y eficiencia”, admitió la experta. En estos momentos, Antofagasta Minerals estudia la idea de ampliar la capacidad de procesamiento con la construcción de otra planta.
Antucoya es el ejemplo opuesto. Con un plan bien diseñado desde el principio, esta operación procesa 85.000 toneladas de mineral por día y utiliza agua de mar en todos sus procesos. La puesta en marcha de este proyecto fue rápida y ahora el foco de la empresa, reveló Cecilia Arrué, es “mejorar la confiabilidad en el chancado porque tenemos material arcilloso”. En su operación Zaldívar, el inconveniente surgió cuando la minera no advirtió inmediatamente el cambio que supuso pasar de procesar óxidos a sulfuros secundarios.
En Pelambres, la historia es distinta. Esta operación ha llegado a superar y por mucho el estimado de procesamiento diario. Actualmente está en 175,000 toneladas por día, pero ha registrado cimas de hasta 219,000.
Arrué sostiene que la empresa debe encontrar la forma de innovar constantemente. Las operaciones mineras de la empresa, dijo, contienen todas leyes muy bajas, “lo que nos obliga a ser más eficientes… Tenemos tecnología, relaves más pesados y conocimiento tanto en pórfidos como en sulfuros”, reveló. “Estamos obligados a ser muy productivos”.
Este artículo apareció en la edición 62 de la revista Energiminas. *
Autor: Jean Pierre Fernandez (jpfernandez@prensagrupo.com)