
El Perú enfrenta un aumento de protestas en torno a la minería: al mes de abril 65 conflictos sociales que se encuentran activos corresponden al sector minero peruano; y aquí resalta la paralización de la mina Las Bambas por segunda vez en el año. Para Joe Bormann, CFA y director general del equipo de finanzas corporativas de Fitch Ratings en América Latina, en declaraciones recogidas por Bloomberg en Línea, el país está frente a «una oportunidad perdida» que está siendo disimulada por los elevados precios de los metales, lo que permite una mayor recaudación e ingresos para el país a pesar de las constantes paralizaciones a grandes proyectos mineros.
«Naturalmente Perú debería ser uno de los países mineros más importantes, pero en su lugar se están desarrollando minas en la RDC (República Democrática del Congo), en Mongolia, cuando debería estar ocurriendo aquí. Seamos claros», dijo. «Cuando miras a minas realmente importantes como Las Bambas o Cuajone, cuando se les permite no operar por cincuenta días o más y sabes que son muy importantes para la tributación, las exportaciones, entre otros, eso demuestra algo”, indicó el especialista en su conferencia.
A juicio de Bormann, «es duro ver cómo Perú quedaría fuera del ranking de destinos favoritos para la minería» dado que «todo el mundo es consciente del potencial de Perú, vemos que Quellaveco se está desarrollando, pero no se ven nuevos proyectos porque se observa que algunas empresas han gastado millones de dólares en adjudicarlos y luego no los pueden sacar adelante o pierden la producción durante un mes o más debido a la interrupción, y entonces hay que preguntarse… ¿le importa esto al gobierno? ¿Por qué tardarían cuatro semanas o más en resolver un conflicto en el que esencialmente más de cinco mil personas se quedan sin agua?»
Además de que esta sea una oportunidad perdida para el Perú de impulsar nuevos proyectos mineros mientras los precios de metales se mantienen elevados, Bormann alerta que la situación actual tendría consecuencias más adelante en términos de una tasa de crecimiento más baja, ante un menor nivel de inversiones al que solía tener el país años atrás, y minas que irán envejeciendo, con lo cual su producción se reducirá, y no serán reemplazadas por proyectos que hasta ahora no pueden salir adelante.
Autor: Jean Pierre Fernandez (jpfernandez@prensagrupo.com)