
Según un estudio del Instituto Peruano de Economía (IPE), publicado en el diario El Comercio, la zona centro del país -excluyendo Lima- fue la más golpeada económicamente al cierre del segundo trimestre del año. En la mayoría de regiones de esta zona, la caída se debió, principalmente, a la suspensión de actividades mineras y a la paralización de obras públicas y privadas del sector construcción.
Sostiene este informe que la economía de Pasco cayó 50,7% -la mayor caída a nivel regional- debido, en parte, a la nula producción de cobre, plomo, zinc y plata en abril. Asimismo, el despacho de cemento local se redujo en casi 97% en el mismo mes.
Las limitaciones sobre la minería también afectaron el desempeño de la zona sur del país, la cual se contrajo 25%. Las caídas de Arequipa (-32,7%), Apurímac (-22,3%), Ayacucho (-27,2%) se debieron, principalmente, a la menor producción minera por restricciones operativas. En particular, la minera Ares, en Ayacucho, paralizó sus operaciones entre marzo y mayo.

En contraste, el crecimiento de la actividad minera en Tacna y Moquegua atenuó la caída total en ambas regiones. En el caso de Tacna (caída de 11,2%), la mayor producción de molibdeno -como consecuencia de la Ampliación de Toquepala- contrarrestó parcialmente la caída en el transporte de pasajeros y la menor ejecución de obras públicas.
Del mismo modo, el incremento de la producción minera en Moquegua -debido a mayores leyes de concentrado de mineral- mitigó la contracción de la región (-15,5%), afirmó el IPE.
En cuanto a la zona norte del país, la actividad económica se contrajo 26,5% y se registraron rendimientos diferenciados en las actividades primarias autorizadas durante el estado de emergencia. Por un lado, el sector pesca se redujo 30,9% en el segundo trimestre, debido a la menor extracción de especies para congelado y enlatado en los puertos de Piura.
Por el contrario, el sector agropecuario creció 1,9%, dadas las mayores cosechas de arroz, limón, cacao y caña de azúcar por las condiciones climáticas adecuadas en Tumbes, Lambayeque y La Libertad.

De otro lado, el oriente del país se redujo 31% en el mismo período, tras haber registrado un comportamiento positivo en el primer trimestre del año. Esta caída se explica, en gran parte, por la nula producción artesanal de oro en Madre de Dios y la menor producción de hidrocarburos en Loreto.
En particular, la limitada explotación de petróleo crudo responde a la suspensión de operaciones en diversos lotes debido a la menor demanda interna de combustibles, los menores precios internacionales, la conflictividad social de la zona y el cierre del Oleoducto Norperuano.
A diferencia de la dinámica del interior del país, la desaceleración de Lima (-32,2%) responde, en buena cuenta, a la contracción de los sectores comercio y manufactura.
Recientemente, el INEI publicó los resultados de la actividad productiva departamental durante el segundo trimestre del 2020. En este período, la economía de todas las regiones se contrajo, a diferencia del primer trimestre cuando siete regiones lograron un crecimiento positivo. Refiere el IPE que 18 de las 24 regiones -Callao está incluido dentro de Lima- entraron entonces en recesión, debido a que su actividad económica cayó durante dos trimestres consecutivos. Más aún, cuatro regiones -Apurímac, Cajamarca, Cusco y Madre de Dios- muestran tres o más trimestres consecutivos de caída.
Autor: Energiminas (info@prensagrupo.com)