
EN INDONESIA, CON GRASBERG, SU MINA MÁS IMPORTANTE, FREEPORT HA INICIADO CONVERSACIONES CON EL GOBIERNO DE ESE PAÍS PARA EXTENDER LA VIDA ÚTIL DE LA MINA MÁS ALLÁ DE 2041
Hace apenas seis años, la deuda de Freeport McMoRan era de US$20,000 millones y la forma de administrarla no estaba muy clara. Hoy la empresa ha llegado al punto en que su deuda es de mínimos y su calificación crediticia ha sido elevada a grados de inversión por dos de las agencias. Hoy en la empresa están convencidos que la apuesta por el cobre ha sido la correcta. Su CEO Richard Adkerson, en una presentación de desempeño del cuarto trimestre con inversionistas, a la que tuvo acceso este medio, está ilusionado en gran medida por el futuro del cobre y en especial de su mina Grasberg, en Indonesia. “Me complace informar que nuestras relaciones con el gobierno de Indonesia ahora son de cooperación, trabajando juntos mutuamente por objetivos comunes. Las relaciones nunca han sido mejores. Luego, hace dos años, comenzamos a enfrentarnos al COVID. Esa fue una gran incertidumbre para nosotros. En ese momento, tomamos medidas agresivas para estar preparados para gestionar los riesgos que estaban surgiendo. Hemos manejado exitosamente nuestro camino a través de eso”, dijo.
Pero el éxito de Freeport está relacionado con el deseo de curar el planeta. La tarea es titánica y el cobre será necesariamente un protagonista. Debido a la naturaleza de las operaciones, siempre ha sido parte de nuestra psique en Freeport que hemos comenzado esfuerzos agresivos para enfrentar el cambio climático, los impactos de nuestras operaciones. “Realmente miramos hacia el futuro con optimismo, compromiso y entusiasmo”. En efecto, la sonrisa en la empresa es amplia pues sus volúmenes de cobre crecieron un 19% al cierre de 2021 en comparación con el año anterior, y sus costos unitarios disminuyeron a pesar del aumento de los costos de energía en otras unidades y otros costos de insumos. “Nuestro equipo ha hecho un gran trabajo al manejar los desafíos de la cadena de suministro y la inflación de costos. Generamos fuertes márgenes. Nuestro ebitda y flujo de efectivo aumentaron 2.5 veces con respecto a 2020. Y terminamos el año con poco más de US$1,000 millones en deuda neta”. Para Richard Adkerson, en Freeport están preparados “con nuestra base de recursos y reservas de larga vida para impulsar el crecimiento orgánico a lo largo del tiempo” y “con la rampa en Grasberg llegando al punto donde está, ahora estamos mirando a nuestras operaciones en el continente americano para el crecimiento futuro”. Pues en esta parte del mundo, en el Perú, Freeport es el accionista mayoritario de Cerro Verde.
Según Adkerson, hace dos décadas, Freeport apostó por el cobre como producto esencial, y aunque se distrajeron con el petróleo y el gas, como él mismo reconoció, ahora creen… el artículo completo aquí, en la revista digital y gratuita de Energiminas 92.
Autor: Energiminas (info@prensagrupo.com)