
Hay intenciones de utilizar la minería para convertir la parte meridional del país en un centro mundial de innovación usando la minería como trampolín tecnológico. ¿Herborizará esta iniciativa? Este artículo aparece en la edición 86 de la revista Energiminas.
Para la macroeconomía del sur peruano, la minería es fundamental. El cobre representa la mitad de las exportaciones mineras (metálicas) y casi 30% de las exportaciones totales del Perú, y de las ocho principales empresas productores de cobre, cinco están ubicadas en territorios como Arequipa, Cusco, Moquegua, Tacna, Apurímac y así. El sur peruano no solo es importante para el país sino también para el mundo, y algunos creen que con voluntad política y un poco de suerte podría convertirse en un centro global del desarrollo tecnológico gatillado por la minería. Benjamín Quijandría (director) y Daniel Escalante (gerente general) son dos profesionales que han fundado SAMMI – Clúster Minero Andino, una organización que impulsa la creación de una suerte de ecosistema que enlace la academia, las empresas mineras y el Estado peruano en la región meridional del país.
Perú es el segundo mayor productor de cobre en el mundo y también un productor importante de otros metales como oro, plata y zinc. Además tiene grandes reservas de plomo, plata y molibdeno, zinc, oro y cobre, además de estaño. “Todas estas reservas están lejos de acabarse. El Perú aún cuenta con 87 millones de toneladas métricas de cobre en reserva, 120 mil toneladas métricas de reservas de plata y 2.1 mil toneladas métricas de reservas de oro, solo por mencionar algunas”, explica Quijandría. “Por otro lado, la macrorregión sur del país concentra el 66% de la producción de cobre, donde destacan las operaciones Cerro Verde, en Arequipa, Las Bambas, en Apurímac, Cuajone, en Moquegua, Toquepala, en Tacna, Antapaccay y Constancia, en Cusco, entre las más importantes. Adicionalmente, concentra el 67% de las reservas, lo que proyecta que, en el mediano y largo plazo, el sur seguirá siendo la región con mayor potencial para desarrollar y potenciar un clúster minero”.

Sostiene Benjamín Quijandría que la finalidad es “llevar prosperidad a las regiones del sur donde existe minería a través del desarrollo de un ecosistema de innovación y emprendimiento que impulse redes de colaboración entre empresas mineras, proveedoras, academia y el Estado”. SAMMI se constituye en noviembre de 2018, mediante la firma del convenio entre el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa. A esta iniciativa también se han sumado importantes empresas mineras como Hudbay Minerals, Anglo American Quellaveco, Southern Copper y Cerro Verde. “Tanto Cusco como Arequipa tienen el potencial para convertirse en los ejes de esta iniciativa”, subrayó Quijandría. “Sin embargo, no queremos centrarnos solo en algunos departamentos, sino en general trabajamos con todo el sur, especialmente con estos seis departamentos que mencionas, y la idea es también ampliar nuestro ámbito de acción a las regiones centro y norte de nuestro país”. El potencial de SAMMI radica en que las instituciones de todos los departamentos del sur se involucren y se vuelvan parte importante del ecosistema. “Tenemos la claridad que esta iniciativa se origina en el sur de Perú, pero su proyección es nacional”.
El gerente general de SAMMI, Daniel Escalante, asevera que la creación de un “ecosistema minero” necesita de la articulación de los diversos actores en el sur: empresas mineras y sus proveedores, en principio. “Queremos que se propicie una participación activa de estos actores en espacios adecuados. “Por eso, el eje fundamental de trabajo de SAMMI es nuestro Programa de Innovación Abierta que fomenta el desarrollo de mayores capacidades tecnológicas y de exportación a proveedores mineros y ayuda a resolver los grandes desafíos del sector. El desarrollo de estas innovaciones tecnológicas incentivará la colaboración entre estos actores del ecosistema con la academia, gremios, gobiernos regionales y locales, entre otros”.
Un clúster es una aglomeración, pero en el mundo empresarial se entiende como un grupo de organizaciones interrelacionadas que trabajan en un mismo sector industrial y que colaboran estratégicamente para obtener ciertos beneficios y en SAMMI, explica Escalante, es que progresivamente se vayan sumando más empresas mineras y proveedoras, no solo del sur sino de todo el país. A su vez se busca articular actividades y proyectos con las distintas asociaciones y gremios regionales, tales como las cámaras de comercio, con los gobiernos regionales y la academia.

Benjamín Quijandría especifica que uno de los ejes estratégicos de la organización es la sostenibilidad, y en ese sentido promoverán las energías limpias como la solar, eólica, el hidrógeno verde y “evidentemente el gas natural”. “Nos parece muy importante que la industria minera peruana, incluyendo a su cadena de abastecimiento, se vaya alineando a las metas de mitigación de gases de efecto invernadero del acuerdo de París, por ello nos hemos reunido con el Ministerio del Ambiente para apoyarlos en la promoción de su herramienta Huella de Carbono Perú, y además estamos colaborando en un proyecto del BID para medir la huella de carbono de alcance 3 (cadena de abastecimiento) de la minería de la región andina e impulsar medidas para su mitigación”, subrayó el director de SAMMI.
Caso de éxito, conflictos sociales
Un reciente éxito empresarial minero-academia-Estado en el sur peruano, relata Escalamte, involucra al proveedor E2 Innovation, quien elaboró una solución para el control de consumo de combustible de camiones mineros con Hudbay Perú. “Ellos fueron parte de nuestro Programa de Innovación Abierta —cuenta el ejecutivo—, donde proporcionaron una solución al desafío planteado por la empresa minera. Actualmente se encuentran ejecutando la prueba piloto, y para las siguientes etapas generaron una alianza estratégica con la Universidad Católica San Pablo de Arequipa. Este proyecto, con las tres instituciones, ha postulado a un fondo de Innóvate Perú, con lo cual se estaría incluyendo al Estado como cuarto actor”. Esta solución, añade, está en fase piloto y requiere financiamiento para replicar la solución en 18 camiones adicionales de Hudbay y, eventualmente, en otras mineras del país.
Con respecto a los conflictos sociales, sostiene Quijandría que estos son un tema crítico para el sector minero en general y para las mineras ya no es algo que se aborde desde las áreas de responsabilidad social, sino que se han transformado en un eje estratégico de la alta dirección. “Sin duda una de las preocupaciones de las comunidades, y las áreas de influencia de las minas, es beneficiarse de la actividad, ya sea a través de puestos de trabajo o de oportunidades para integrarse a su cadena de abastecimiento. Por eso, desde SAMMI estamos desarrollando un programa de compras locales con nuestras mineras socias, que hace mucho más palpables los beneficios de la minería en las regiones donde opera”, adelanta. “Realizando mayores compras en las zonas de influencia donde se realiza la minería ayudaremos a hacer más visible sus beneficios” y “si bien es cierto, este programa está en desarrollo, esperamos implementarlo en los siguientes meses”. “Lamentablemente, existe mucha desinformación y una importante cantidad de ciudadanos aún no creen en la actividad minera como motor económico regional y, todos los actores del sector debemos hacernos responsables de ello, y trabajar de manera coordinada y colaborativa para realizar una adecuada difusión de los beneficios que genera la minería al desarrollo del país”acota.
Escalante profundiza que la idea del programa de compras locales es generar un mayor dinamismo económico y desarrollo local y así ayudar a disminuir los conflictos sociales que sufren estas empresas pues en SAMMI creen que si muchos de los beneficios que se obtienen de la minería se aplican en las zonas de influencia, podría disminuir la cantidad de protestas que ocurren en el corredor minero sur peruano, siempre y cuando haya un trabajo coordinado público-privado a largo plazo que se oriente a un mayor desarrollo territorial y a mejorar las capacidades productivas y de innovación de las empresas pequeñas y medianas empresas de estas regiones.

La idea del clúster minero en el sur ha sido planteada desde el sector privado por lo que seguirá en pie independientemente de quien asuma la presidencia, afirma Daniel Escalante, aunque matiza que “otros países mineros como Australia o Chile, la iniciativa de formar un clúster minero fue planteada desde el Estado, este no es el caso de Perú”. Y añade: “Nuestro mayor anhelo es involucrar al Estado dentro de las actividades de esta iniciativa, y trabajamos juntos en proyectos importantes del sector, como, por ejemplo, en la implementación de la Hoja de Ruta Tecnológica para Proveedores Mineros, esto con el Ministerio de la Producción. El Estado es un actor sumamente importante para propiciar el desarrollo del sector”.
Chile, el principal productor de cobre del mundo y un competidor cercano del Perú en cuanto a inversiones mineras, ha declarado públicamente su deseo de convertirse en un exportador de tecnología en un futuro no muy lejano. Pero para ese fin, necesita que se invierta en minería. SAMMI espera lo mismo para el Perú. La idea es crear valor compartido, desarrollar proveedores con mayores capacidades de innovación y exportación, y potenciar la competitividad del sector en su conjunto —refiere Quijandría— y por ello es que se han fijado la meta de convertir al país en “un exportador de soluciones mineras tanto en bienes como en servicios”. El logro no puede alcanzarse de la noche a la mañana, admite. Por ello la asociación se ha propuesto lograr significativos avances en una década buscando también generar sinergias en países vecinos. “De hecho hemos establecido relaciones estrechas con los principales actores del ecosistema minero chileno, para generar intercambio de conocimiento y colaboración, ya tenemos un acuerdo en ese sentido con el programa de innovación abierta de Fundación Chile Expande, en los próximos días suscribiremos otro acuerdo con la Corporación Alta Ley”, expresa.
Hoy SAMMI quiere fortalecer su presencia y su capacidad de influir en el debate nacional y por ello trabaja en un modelo de negocio más amplio, y en el que puedan participar más actores del ecosistema, como por ejemplo las empresas proveedoras, los gremios, la academia e incluso el sector público. “Más allá de los distintos planteamientos de los diversos partidos políticos, resulta innegable que la minería trae beneficios tangibles para el Perú”, resaltó Escalante. “La minería formal aporta canon, regalías, además forma parte de otras acciones como programas de Responsabilidad Social, Obras por Impuestos, entre otros mecanismos que generan grandes recursos para el desarrollo de las regiones donde se practica”. Según un reciente estudio, las regiones mineras del sur recibieron S/27,970 millones por conceptos de canon y regalías mineros en los últimos 20 años. Solo en 2020, pese a la crisis económica y social generada por la pandemia, los recursos para estas regiones, provenientes de la minería, sumaron más de S/2,160 millones, pero la pobreza es aún un asunto relevante en estas zonas. ¿Podría un clúster minero poner de manifiesto por fin el océano de dinero que genera la industria para las arcas públicas?
Autor: Energiminas (info@prensagrupo.com)