
El cobalto es el componente estratégico de la nueva generación tecnológica. En un mundo en el que abundan los metales, el que escasea es rey.
Por Jean Piere Fernández
Es difícil pronosticar el precio del cobalto, que hoy anda en modo cohete por ser esencial para las compañías más innovadoras y al mismo tiempo porque es escaso, estar concentrado en pocas manos y porque aún no se le encuentran sustitutos. Las investigaciones científicas infieren que en la corteza terrestre hay el doble de níquel que de cobalto. El cobalto es un metal ferromagnético, con propiedades similares a las del hierro, que se usa en turbinas eólicas, en turbinas de gas y para el almacenamiento energético, pero su despegue se debe actualmente a su capacidad para aumentar sensiblemente el rendimiento de las baterías de litio.
La demanda de cobalto creció de 2010 a 2015 de 65,000 a 90,000 toneladas por año. Casi la mitad del cobalto que se produce en el mundo, poco más de 60,000 toneladas, se utiliza en la fabricación de baterías de litio. El 43% del cobalto refinado del mundo se produce en China, según el Instituto de Desarrollo de Cobalto. Cada teléfono requiere tan solo unos 8 gramos de cobalto refinado para ser puesto a la venta, pero la cantidad de celulares que se venden es abrumadora. Las líneas móviles superaron las 1,000 millones cuando corría el 2003 y el año pasado rompieron la barrera de los 5,000 millones de líneas móviles en el mundo.
Los coches eléctricos utilizan cuatro veces más cobre que uno convencional y sus baterías de litio necesitan entre 8 y 12 kilos de cobalto. El mercado mundial de coches enchufables usa poco más de 100.000 toneladas por año, y las perspectivas son al alza, muy arriba. Dos tercios del cobalto que se extrae en el mundo proceden de la República Democrática del Congo, un país políticamente inestable y donde todavía persiste el trabajo infantil. Otra gran porción procede de China. En el 2016, el país africano produjo 66.000 toneladas, en comparación con las 7.700 toneladas de China. El cobalto también es producido en Filipinas, Australia, Rusia y Cuba. Juntos, estos cuatro países totalizan el 18% de la producción mundial.
Debido a que las mayores reservas de cobalto se hallan en el Congo, las infracciones laborales están a la orden. En el 2014, Unicef denunció que en este país africano trabajaban 40,000 niños en las minas. En el 2016, Amnistía Internacional publicó un informe en el que dio aviso del trabajo infantil, los accidentes y los riesgos para la salud en estos lugares. El informe salpicó a empresas como Apple, Samsung Electronics, Dell, Microsoft, BMW, Renault y Tesla. Algunas de estas organizaciones, posteriormente, tomaron alguna medida al respecto. Samsung SDI, que fabrica baterías para su matriz surcoreana, recurre actualmente a los teléfonos usados para recuperar el cobalto.
En la industria se conoce que la escasez de cobalto se debe a que es un subproducto de la extracción de cobre y níquel, y no puede ser extraído como el litio, en abundancia y solitariamente»
El cobalto es el componente estratégico de la nueva generación tecnológica. Según un estudio del CRU Group, la demanda del metal aumentará 34 por ciento al 2026. Nadie sabe con exactitud cuánto subirá la demanda del metal, extraído principalmente de la convulsionada República del Congo. De lo que se tiene seguridad es que, debido a que aún no se encuentran sustitutos con atributos tan buenos como el cobalto, su precio se elevará, y por ello muchas empresas se quieren adelantar a este hecho. First Cobalt Corp. se fusionará con otras dos empresas para crear lo que describe como el explorador del mineral más grande del mundo. En la industria, muchos están convencidos de que el cobalto es el gran próximo acontecimiento en el universo de los commodities.
La creciente flota mundial de vehículos eléctricos impulsaría la demanda de una serie de metales hacia el 2030, entre ellos el níquel, cobalto, cobre y aluminio. Masanori Ohyama, jefe de ventas de níquel en Sumitomo Metal Mining Co., describió un escenario del mercado del metal que podría disparar su precio por la demanda de baterías para los coches eléctricos y su muy probable escasez. A la agencia Bloomberg, el ejecutivo dijo que la producción del metal será inferior a la demanda en el 2018. Ohyama estima que se proveerán 2.19 millones de toneladas métricas al mercado, que necesitará poco más: 2.27 millones de toneladas de níquel.«Hasta unas 100,000 toneladas podrían ser utilizadas en baterías para vehículos eléctricos, frente a entre 40,000 y 60,000 toneladas que se destinaron para este uso en el 2017», dijo el ejecutivo a la agencia neoyorquina. Desde junio del año pasado, el precio del níquel ha escalado más de 50% en la Bolsa de Metales de Londres a pesar, dice Bloomberg, «de que la creciente producción de arrabio de níquel en China tras la flexibilización de la prohibición de exportaciones de hierro de Indonesia recortase las ganancias. El arrabio de níquel se usa como alternativa al metal refinado en la industria de acero inoxidable». El metal alcanzó en Londres los US$ 14,420 por tonelada el mes pasado.
Otro metal que ha ganado protagonismo tanto como el cobalto es el litio, tanto así que la principal productora de cobre del mundo, Codelco, ahora destinará recursos para analizar la posibilidad de explotar un yacimiento en la región de Antofagasta. La filial de la minera chilena Codelco Salar de Maricunga SpA podrá explotar el litio presente en cualquier pertenencia minera constituida a partir del año 1979 en todo el Salar de Maricunga, en la Región de Atacama, dice el contrato suscrito entre la estatal y el Ministerio de Minería. «Esto es un hecho histórico. Hoy Chile avanza en la diversificación de la industria minera, se entregan facultades a Codelco para desempeñarse en un rubro distinto al de la minería del cobre, se incrementan los ingresos que la empresa pública provee al Estado y se impulsa el desarrollo de mayor valor agregado en torno a un mineral de creciente demanda», comentaron en el Gobierno chileno.
El avance de la electromovilidad ha beneficiado a los países con inmensos yacimientos de litio, como Bolivia, Argentina y Chile, el triunvirato conocido como la «Arabia Saudita del oro blanco». En Chile, el metal ha ido ganando más protagonismo en su cartera de exportaciones mineras en los últimos años. Del 2003 al 2017, las exportaciones de litio chilenas han registrado un avance de 950%, pasando de los US$65 millones a los US$684 millones al cierre del año pasado, según cifras del Banco Central del país vecino.
El año pasado, Chile produjo poco más de 80,000 toneladas de carbonato de litio y proyecta que para el 2021 generará 147,000 toneladas. El futuro de la explotación del litio está fuertemente vinculado al auge de los coches eléctricos, que gana protagonismo con el paso del tiempo. Para la Comisión Chilena del Cobre, el litio podría reportarle al país vecino unos US$1,470 millones en exportaciones al 2021, siempre y cuando tengamos como base el conservador precio de US$10,000 la tonelada. Hoy el litio cotiza en los US$14,000 la tonelada.
El demonio
La tecnología disruptiva de las baterías y la electrificación lo trastoca todo. Una de sus primeras víctimas son los motores diésel que, para mitigar sus efectos nocivos en la atmósfera, utiliza metales como el paladio, que podría ser sustituido por el platino más pronto que tarde. Como por el cobalto, Paul Finney, ejecutivo del grupo Impala Platinum, en una rueda de prensa, y citado por Mining Weekly Online, dijo que el mercado lucha por la disponibilidad de paladio. Reveló también que una de las conversaciones más usuales con los fabricantes es si se puede garantizar que las cantidades de paladio serán suficientes y «la respuesta corta es no. No ahora». Finney argumenta que el platino está reemplazando al paladio en el mercado del diésel, «y si el platino puede lograr solo un 10% de penetración en el mercado de la gasolina, será un cambio de 800,000 oz». Otro hecho que beneficia al platino es la iniciativa europea de conocer en tiempo real las emisiones de gases contaminantes de los vehículos antes de ser puestos en circulación. Una legislación más estricta es ventajosa para el platino, que reduce las emisiones de óxidos de nitrógeno.
En estos tiempos de calentamiento global y verderización de las políticas en el mundo, el diésel es el demonio. Esta tecnología que en su momento fue de vanguardia es ahora puesta en entredicho por los fabricantes de autos, que viran con fuerza y sin miramientos hacia políticas empresariales más sustentables. Uno de ellos es Toyota, que recientemente ha dado un golpe duro a la industria del diésel al señalar que abandonará de forma gradual el uso de motores diésel en los coches que vende en Europa. «No desarrollaremos más el diésel en nuestros coches particulares», aseguró Johan van Zyl, presidente de Toyota Europa, en declaraciones en la víspera de la primera jornada para la prensa del Salón del Automóvil de Ginebra.
La decisión de Toyota de dejar de fabricar los motores diésel se debe a la fuerte demanda en el Viejo Continente de las versiones híbridas. La multinacional japonesa hizo el anuncio en una rueda de prensa, en el Salón Internacional del Automóvil en Ginebra. La empresa automovilística japonesa cimentará su crecimiento en Europa en los autos híbridos que representan la mayoría de sus colocaciones. El 41% de las ventas de Toyota en Europa corresponden a híbridos contra menos de un 10% de diésel vendidos en el 2017.
Debido a que el mundo avanza hacia una dirección cada vez menos inequívoca, las autoridades no quieren perder tiempo. Es así que recientes declaraciones han dejado plasmada la intención de diversos ministerios de avanzar al menos con la normativa necesaria para promover el uso de coches eléctricos en el país. El viceministro de Energía, Raúl García Carpio, presente en la inauguración de la Feria de Tecnologías Eficientes 2018, señaló que el Gobierno considera otorgar bonos para la adquisición de vehículos eléctricos. «Nosotros también queremos avanzar con los autos eléctricos. Estamos viendo una serie de cambios normativos que promuevan su uso, contaminan mucho menos y en el Perú la energía eléctrica es abundante», dijo a la Agencia Andina.
Y añadió: «Todavía no lo tenemos trabajado el valor del bono, pero en otros países que se utilizan los bonos puede ser de US$3,000 y US$5,000, para la adquisición de vehículos». El viceministro García indicó que esta normativa será por Decreto Supremo, el cual estaría listo para julio de este año. «Otras entidades como el Ministerio de Economía y Finanzas y el Ministerio de Transportes y Comunicaciones están trabajando temas relacionados a dar algún bono por la compra de autos eléctricos o un incentivo fiscal tributario», explicó. Según estimaciones de agencias internacionales, los autos eléctricos hacia el 2025 deben tener un precio similar al de los vehículos tradicionales con carburantes fósiles.
En estos tiempos de calentamiento global y verderización de las políticas en el mundo, el diésel es el demonio»
De acuerdo con un estudio comisionado por Nissan en América Latina, 8 de cada 10 personas están abiertas a comprar un vehículo eléctrico. En este mismo estudio, realizado por la empresa C230, brazo consultor del laboratorio de ideas Fundación IDEA, se observa que, con acciones adecuadas, la región tiene oportunidades para acelerar la adopción de vehículos eléctricos y autónomos. Mientras que el 80% de los latinoamericanos han escuchado hablar sobre vehículos eléctricos, solamente uno de cada 10 ha viajado en una versión eléctrica. Los resultados más destacados del estudio fueron compartidos durante una presentación de Nissan Futures América Latina en San Pablo, Brasil. Para llegar a estas conclusiones, C230 encuestó a 5,700 personas en cinco países de la región: Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú. La investigación también revela que el 73% de los encuestados opina que el gasto de cargar un vehículo eléctrico es menor al de hacerlo con combustibles fósiles. No obstante, el 75% de los encuestados piensa que localizar un punto de recarga puede ser complicado. Ahora bien, para el 63% la preocupación es que el tiempo de carga de la batería sea demasiado largo.
La vuelta de tuerca eléctrica es un hecho innegable. En Chile, nuestro principal competidor en el mercado minero, debido a que lo que no se invierte aquí posiblemente se desembolse allá, dos consorcios trabajan en la construcción de motores a hidrógeno para la industria extractiva, especialmente para los camiones mineros.
El diario El Mercurio consignó que «un proyecto que partió como una idea de reemplazar el diésel por hidrógeno solar está tomando forma, y ya hay dos consorcios internacionales que desarrollarán la tecnología en Chile, con un capital comprometido por más de $13.800 millones». Uno de los consorcios está conformado por Alset, la Universidad de Santiago, la Universidad Católica, NTT Data de Japón, Compañía Minera del Pacífico, BHP Chile, Anglo American Sur y Engie, entre otros.
Lo que busca demostrar este grupo es que la técnica de mezclar el hidrógeno con el diésel para el uso de los camiones mineros es posible y barata. El otro consorcio para los fuel cell en cargadores fue adjudicado por la Universidad Federico Santa María, Codelco, Collahuasi, Metalpar, Siemens, Engie, Sociedad Nacional de Minería, el Centro Nacional de Hidrógeno de España y Linde. También participa Ballard Power Systems. Este proyecto tiene un costo total de US$1,300 millones, de los cuales Corfo aporta $650 millones.
El proyecto es a cinco años máximo, y para Corfo tiene mucho futuro pues «el auto eléctrico se demora cerca de 4 horas en cargarse y tiene una autonomía de 200-300 kilómetros. El hidrógeno tarda menos de 5 minutos en cargarse y con una autonomía de 600 kilómetros por carga, igual que un vehículo con diésel». El proyecto es atractivo para cualquier industria intensiva en maquinara pesada, y más aún para la minería por sus ventajas medioambientales, ya que el agua pasa a ser un problema menor.
Los coches eléctricos llegan a una velocidad de vértigo, pero es aún muy temprano para «escribir el obituario del petróleo», se lee en el último informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés). La institución, en su reporte World Energy Outlook 2017, señala que los consumidores globales no están aún listos para decirle adiós a la era del petróleo. «La demanda más allá del 2020 luce robusta», dice la IEA, para luego añadir que el consumo de esta materia prima decaerá luego por el cambio a vehículos que se moverán con otro tipo de carburante, como gas natural, o energía, como la eléctrica. Para el 2040, el consumo diario global de crudo se posicionará en los 105 millones de barriles por día, y la petroquímica será la principal fuente de crecimiento de la industria del petróleo, seguida muy de cerca por el consumo de los camiones, la industria aeronáutica y la naviera, estima la IEA.
Un escenario probable para el 2040, afirma la IEA basada solo en la información con la que se cuenta hasta ahora, es que el precio del barril de crudo estará entre los US$50 y US$70. Actualmente existen alrededor de 3’216,760 autos eléctricos en todo el mundo, principalmente en China, en donde hay 1’212,280. Después del país asiático le siguen Estados Unidos, con 751,510, y Noruega, con 187,270, según el Centro de Investigación de Energía Solar e Hidrógeno (ZSW, por sus siglas en alemán). El resto del mundo tiene 224,000 coches eléctricos (entre Latinoamérica, África, el resto de Asia y Oceanía).
La fiebre por el cobalto y el litio ha llegado incluso a Suecia, que invertirá US$1,260 millones en la exploración del metal en los próximos dos años. El Gobierno sueco está convencido que el crecimiento de la emobility será un hecho en el mundo entero. Mikael Damberg, ministro de Empresas e Innovación de Suecia, declaró al diario The Local que la demanda de los metales necesarios para los coches eléctricos «se incrementará de forma explosiva». «Históricamente ―conjeturó el ministro sueco― hemos explorado ampliamente en busca de metales como el cobre, el mineral de hierro, la plata y el oro, pero el cambio hacia tecnologías verdes implica que la necesidad de otros metales será mayor». El país escandinavo tiene un gran potencial minero que incluye unas reservas importantes de grafito, litio, tierras raras y otros metales cruciales para la industria de las baterías y los coches eléctricos, y su Gobierno se rehúsa a ser un dependiente de los suministros de otros países «en el que muchos de los trabajos de exploración son hechos en condiciones inhumanas», en opinión de Damberg.
La tecnología disruptiva de los coches eléctricos se vive más intensamente en los mercados de commodities. El precio de la tonelada de cobalto alcanzó US$ 82,000 a mediados de febrero en la Bolsa de Metales de Londres, su cotización más alta desde que empezó a ofertarse ahí en el 2010. Este metal raro es crucial para la fabricación de smartphones y tabletas, y esencial para la producción de la tecnología disruptiva de las baterías de los vehículos eléctricos.
«Las baterías eléctricas usadas en la electrónica de consumo todavía representan el 72% de la demanda de cobalto para baterías», explicaron los analistas de Darton Commodities, especialistas en comercio de cobalto, en su informe anual, citado por la agencia AFP. «El mercado tendrá una sobreoferta hasta que se materialicen las previsiones de crecimiento exponencial de las ventas de vehículos eléctricos, alrededor del 2020», advierten.
Si bien las baterías de litio se han posicionado como en el corazón de la revolución de los autos eléctricos, los investigadores creen que con el cobalto se podría bajar aún más los precios de su fabricación. Este dato ha determinado que empresas como Cruz Cobalt Corp. (con operaciones en Canadá y EEUU), Katanga Mining Limited, Freeport McMoRan y China Molybdenum aumenten sus reservas del metal. Quienes han anunciado un nuevo tipo de celda para autos eléctricos son investigadores de la Universidad de California.
La Unión Europea, China y Estados Unidos, han impuesto a todos los fabricantes un límite de emisiones de CO2 (gas a efecto invernadero). A partir de 2021, la media de emisiones de CO2 de los modelos vendidos por un mismo fabricante no podrá superar los 95 g/km. Todas las grandes marcas de automóviles saben que si no se reinventan perderán su posición de poder en los mercados. Es una carrera contra el tiempo. La decisión de BMW de agenciarse cobre para los próximos años es inteligente e imitable. En su misma dirección van otras tantas fabricantes de autos como Toyota, Audi y Mercedes Benz. Ninguna está dispuesta a dejarse una porción de mercado. Según Bloomberg, se necesitarían 14 millones de toneladas de cobalto para reemplazar el tradicional parque automotor mundial por coches eléctricos, cantidad dos veces mayor a las reservas globales del metal.
Quien ha dado un salto hacia adelante es la gigante de las materias primas Glencore, al comprar la mina Mutanda, en el Congo. La suiza ha pagado por esta operación cerca de US$1,000 millones. Glencore espera producir 63,000 toneladas de cobalto en el 2020, en comparación a las 27,000 toneladas del 2017. El Congo se perfila como un país que cambiará constantemente su legislación sobre la explotación sobre el metal. Hace algunas semanas, un alto funcionario del Gobierno dijo que el país encuentra «escandaloso» que el planeta piense que el cobalto, esencial para la revolución de los coches enchufables, pertenece a las grandes empresas. Glencore es actualmente la mayor productora de cobalto del mundo.
Pan para mayo
Apple no quiere dejar su futuro al azar o en manos de la sempiterna volatilidad. La empresa con sede en Cupertino es de las que más usan el cobalto en sus productos en el mundo, y según diversos despachos de prensa Apple Inc ya no dejará la tarea de comprar el metal en manos de terceros (las compañías que fabrican sus dispositivos electrónicos), sino que lo hará directamente. Aproximadamente una cuarta parte de la producción mundial de cobalto se utiliza en los teléfonos inteligentes, y el gigante tecnológico quiere asegurar el continuo suministro de cobalto para las baterías del iPhone y iPad.
Apple no es la única que quiere agenciarse el cobalto antes de que se convierta en un más intenso dolor de cabeza. Una estrategia similar quieren seguir empresas fabricantes de automóviles relevantes. BMW ultima un acuerdo para asegurar el suministro durante diez años de cobalto y litio para sus coches eléctricos. También su competidor Volkswagen, el mayor fabricante de coches del mundo, busca un acuerdo similar. Este último ha mantenido conversaciones con Glencore, que también se ha reunido con representantes de Tesla.
El interés por el cobalto es tan significativo, que empresas como Freeport-McMoRan, antes desesperadas por deshacerse de sus activos del metal, por considerarlos tóxicos y con pocas posibilidades de altos retornos, ha cambiado de opinión y ya no planea venderlos, a pesar de estar ubicados en una de las regiones del mundo más volátiles social y políticamente: la República Democrática del Congo. Al contrario, Richard Adkerson, presidente ejecutivo de Freeport, dijo que la empresa analiza muy seriamente la alternativa de desarrollar Kisanfu, su proyecto de cobalto en el país africano, con un socio. El cambio de opinión en Freeport de mantener un activo como este obedece a la especulación.
En nuestro país, quien ha dado muestras claras de que le interesa el cobalto y ser parte de la electromovilidad es Hochschild Mining Plc. Ignacio Bustamante, director general de la minera que produce oro y plata, reveló que han visitado la empresa Tesla, de coches eléctricos, y que les emociona la inversión en metales como el cobalto, el litio y las tierras raras.
«Estamos comenzando a entender metales como el cobalto, el litio y las tierras raras Es un trabajo que recién empieza y es de largo plazo. Nos entusiasma», dijo el ejecutivo desde Arequipa. El litio y el cobalto se utilizan mucho en las industrias más tecnológicas como los celulares y los coches eléctricos. El presidente ejecutivo de la minera con operaciones en Ayacucho y Arequipa afirmó que a la organización le interesa cualquier metal relacionado con el mercado de las baterías y la electrónica. En agosto del 2017, la empresa decidió invertir unos US$500,000 en Colbalt Power Group Inc., que produce plata y cobalto. No obstante, dejó en claro que los metales preciosos como la plata y el oro son y serán la prioridad de la compañía.
¿Y nosotros?
En la industria se conoce que la escasez de cobalto se debe a que es un subproducto de la extracción de cobre y níquel, y no puede ser extraído como el litio, en abundancia y solitariamente. El mercado de cobalto presenta un déficit de 5.500 toneladas, según CRU Group. Ivan Glasenberg, presidente ejecutivo de Glencore, le confió a The Times de Londres que la revolución de los coches eléctricos, si se da, necesitará «mucho cobalto», pero este es geológicamente escaso. Para un columnista de la revista Forbes, el cobalto es «el talón de Aquiles» de la industria de los dispositivos electrónicos modernos debido a que no abunda. Por el cobalto batallan empresas como Vale, que planea sacar adelante su proyecto de níquel New Caledonia. En una conferencia telefónica, Fabio Schvartsman, presidente ejecutivo de la minera, dijo que solo esperan conocer qué dirección tomará el mercado para tomar la decisión de inversión. Entretanto, empresas como Orocobre Ltd. y Advantage Lithium Corp. actualizan sus resultados en su proyecto Cauchari, en Jujuy, Argentina, y First Cobalt Corp. anunció recientemente que su programa de exploración en su yacimiento Mayor Cobalto, en Canadá.
No somos ricos en cobalto. En nuestro país, el metal que encabeza las exportaciones es el cobre. El año pasado sumaron US$13,773 millones, informó la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE). Las exportaciones cupríferas implicaron la mitad de las exportaciones mineras y un tercio de los envíos totales del país. Óscar Bernuy, presidente del Consejo Directivo del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet), en su alocución en el tradicional Jueves Minero del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, indicó que el potencial minero restante del Perú equivale a US$547,000 millones, principalmente cobre.
La estimación compartida por el representante del Ingemmet es conservadora; incluye precios menores de los metales, un aumento de costos, impactos de los fenómenos naturales en la producción, proyectos en cartera, recursos inferiores, proyectos de exploración avanzada y al 50%del potencial. De todo ello se deduce que el potencial minero en el país hacia el 2050 equivale a la inmensa cifra señalada antes.
«Todas las condiciones están dadas para que el 2018 sea un año auspicioso para la inversión minera en el Perú», dijo el presidente de la república, Martín Vizcarra, y puede que sea cierto. Pero nuestro país no es un jugador relevante en el mercado del cobalto, cuya búsqueda aumenta. La última edición del informe Tendencias de la Exploración Mundial (World Exploration Trends), dado a conocer en la Convención Anual de la Prospectors & Developers Association of Canada (PDAC), respecto al foco de la actividad exploratoria indica que si bien el oro sigue atrayendo los mayores presupuestos, hay un repunte en los activos de metales base en el segundo semestre del 2017 y una intensificación en la búsqueda de litio, tierras raras y metales como el cobalto.
La revolución eléctrica necesita de otros metales. Todo estudio serio sobre el futuro del mercado de los metales pronostica que la demanda de cobre aumentará sustancialmente. Durante su participación como integrante de la delegación peruana que nos representa en la convención minera anual PDAC 2018 (Prospectors and Developers Association of Canada), el presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) y CEO de la Compañía de Minas Buenaventura, Víctor Gobitz, les recordó a los cientos de inversionistas presentes en el foro que nuestro país es considerado el segundo mejor destino de inversión en Latinoamérica, según el Instituto Fraser.
«Perú es uno de los mejores destinos para las inversiones en exploración minera en Latinoamérica debido a que cuenta con una de las mayores reservas mundiales de metales preciosos como el oro y la plata, y metales industriales como de cobre, plomo y zinc. Ese es el primer atributo que tenemos como país», refirió. Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos, el Perú es uno de los países con las mayores reservas minerales y mayor producción a escala mundial. La nación cuenta con las mayores reservas de plata, plomo, zinc y molibdeno en Latino América.
En una entrevista concedida a la revista institucional de la SNMPE, Gobitz remarcó que un gran gatillador de la demanda de plata en el mundo es «el desarrollo de los automóviles eléctricos y de la nanotecnología, así como una progresiva industrialización de la India, ayudarían a generar una mayor demanda». Perú cuenta con una cartera de proyectos mineros valorizada en más de US$58,0000 millones, tanto en exploración como en explotación y ampliaciones mineras, principalmente cobre, y para el 2018 se espera que la inversión supere los US$ 5,000 millones, según cifras del Ministerio de Energía y Minas (MEM).
Si el Perú llega a concretar varios de sus proyectos mineros, esencialmente de cobre, no saboreará los beneficios del cobalto, pero sí los de la electromovilidad. El cobre es el camino.
Autor: Jean Pierre Fernandez (jpfernandez@prensagrupo.com)