Embajador Alemán Jörg Ranau: “La transición energética  no es un lujo”

Embajador Alemán Jörg Ranau: “La transición energética no es un lujo”

Por lo general, Alemania está siempre un paso adelante. Pero a nuestro país le lleva kilómetros de ventaja. Un ejemplo es esta frase del embajador alemán Jörg Ranau: “La transición energética es una de las metas políticas más importantes del futuro”.

Alemania ha comenzado con mucho brío y sin dudarlo su transición hacia las energías más verdes.  Alemania ha experimentado con las fuentes de energía eólica desde 1976, con la construcción de un aerogenerador que resultó todo un fracaso. No fue hasta 1987 que el primer parque eólico entra en funcionamiento. En la década del noventa explora las energías fotovoltaicas. Y a partir de este nuevo milenio Alemania pacta con operadores de centrales nucleares el cierre de varias plantas después de la generación de ciertos volúmenes de electricidad.

En el 2010, Alemania pone en funcionamiento alpha ventus, el primer parque eólico marino en ese país pero no es hasta el 2011, tras el terremoto y tsunami en Japón, que daño irreparablemente la planta nuclear de Fukushima, que el Gobierno alemán da el paso decisivo y sin retorno hacia las energía renovables.

Para Alemania la transición energética se divide en dos pilares: el primero es el abandono de la energía nuclear y de los recursos energéticos fósiles, paralelamente a la expansión de las energías renovables.

El 6 de junio del 2011, el Gobierno de Merkel aprueba los componentes esenciales de la política energética, a fin de asegurar el abandono gradual hasta el año 2022 de la energía nuclear. Hoy existe en este país un parque solar con la extensión de 220 campos de fútbol y una industria del medio ambiente que crece a un ritmo veloz. Unas 380,000 personas trabajan en el sector de las tecnologías verdes en Alemania. ¿Cómo lo ha logrado? Y más importante aún: ¿cómo y por qué se inició en Alemania este cambio? El embajador de la República Federal de Alemania en nuestro país, Jörg Ranau, ensaya algunas respuestas.

¿En qué consiste exactamente esta transición hacia las energías verdes en Alemania?

Para Alemania la transición energética se divide en dos pilares: el primero es el abandono de la energía nuclear y de los recursos energéticos fósiles, paralelamente a la expansión de las energías renovables. Quisiera explicar esto primero desde el ámbito de la electricidad. Desde el 2014 las energías renovables constituyen la fuente más importante en el mix eléctrico alemán, cubriendo un tercio del consumo total. Para el 2025 debe constituir el 40% o 45%, y para el 2035 entre el 55% y 60%. La transición energética se implementará progresivamente hasta el año 2050, hasta cubrir el 80% del consumo eléctrico total del país. En esto Alemania ha emprendido grandes esfuerzos en los últimos años. En este momento, en lo referente a la producción de electricidad, la energía renovable consiste en energía eólica (35,5 %), biomasa (30,6%), energía hidráulica (21,8%) y fotovoltaica (12,1%).

A estas medidas se añade la promoción de coches eléctricos. Alrededor de un tercio del consumo de energía final de Alemania recae en el sector transporte. Por ello el Gobierno Federal tiene como meta la introducción de 6 millones de vehículos eléctricos para el año 2030.

El segundo pilar es el incremento de la eficiencia energética. Debe tener en cuenta que las condiciones climáticas en Alemania son totalmente distintas a las del Perú. En Alemania se emplea un porcentaje importante de la energía para la calefacción. La mayoría del consumo de energía en Alemania (40%) proviene de las viviendas. Por esto el Gobierno Federal  incentiva el saneamiento energético de edificios y hogares.

Para el 2050, las viviendas ya no deben generar emisiones de , es decir, deben cubrir su demanda energética solamente con energías renovables. Con referencia a los edificios nuevos, desde el 2009 todos deben cubrir una cuota determinada de su demanda energética con energías renovables, y a partir del año 2021 deben haber reducido su consumo de energía a un nivel mínimo. Esto es posible con ayuda de una calefacción eficiente de gas, con energía solar térmica o con un sistema de calefacción con “bombas de calor” que se alimentan de la tierra.

¿Tiene esta política amplia aceptación de la población?

Sí. Una impresionante mayoría de los alemanes apoya la transición energética. Según el instituto alemán de estudios de opinión EMNID, el 92% de la población alemana estima la transición energética “importante” o “extremadamente importante”.

El Estado alemán hace que el ahorro de energía sea aceptado por sus ciudadanos. Si desean cambiar su antigua instalación de calefacción o renovar su casa, aprovechan los créditos a bajo interés y las subvenciones estatales. Si desean alquilar una nueva vivienda, entonces los arrendatarios deben proporcionar información sobre el consumo de energía y los costos relacionados. Si quieren comprar una lavadora, computadora o lámpara nueva, pueden consultar en la etiqueta del producto la eficiencia energética del aparato. Estas reglas ayudan a reforzar la conciencia energética de la población.

¿Cuáles son los orígenes de esta idea de cambio tan ambiciosa?

La transición energética alemana no sucedió de la noche a la mañana.  Fue el resultado de un largo proceso político de maduración. La idea se debió en cierta medida a la primera crisis mundial del petróleo de 1973. Por primera vez los alemanes fueron conscientes de su dependencia de los recursos energéticos fósiles. Como consecuencia de ello, el Gobierno Federal de entonces desarrolló campañas informativas para ahorrar energía, se adoptaron nuevas leyes y se aplicaron las primeras medidas de eficiencia energética.

La decisión definitiva de abandonar la energía nuclear se basó sobre todo en la catástrofe de Chernóbil en 1986. Como sabemos, en aquel entonces se fundió un reactor nuclear en Ucrania.  Una nube radioactiva contaminó una gran extensión en Europa del Este y también alcanzó Alemania. Desde entonces cada vez más alemanes rechazaron el uso de energía nuclear.  En el 2000 nuestro Gobierno Federal decidió abandonar por completo el uso de la energía nuclear para la producción de electricidad y sustituirla por fuentes renovables. El accidente nuclear de Fukushima en el 2011 reafirmó el temor a las posibles consecuencias de una catástrofe nuclear para el ser humano y la naturaleza. Entonces el Gobierno alemán decidió acelerar drásticamente el proceso de abandono de la energía nuclear. La gran mayoría de la población alemana apoyó y continúa apoyando la decisión del Gobierno sobre la transición energética. 

¿Cuánto dinero se está invirtiendo en este cambio?

Inversiones de alrededor de 550 mil millones de euros serán necesarias hasta mediados de nuestro siglo para terminar la transición energética. La cifra la han arrojado los escenarios calculados para el concepto de energía del Gobierno federal.  Y esto es mucho dinero. No obstante, a largo plazo, la transición será un negocio rentable. Para esto deseo dar una confirmación: actualmente Alemania invierte aproximadamente 87 mil millones de Euros anualmente para la importación de energía primaria (crudo, gas, carbón, uranio), constituyendo el 10 % de la balanza comercial. Estas importaciones van a bajar fuertemente en los próximos años. Por esto las inversiones en la transición energética se van a ver amortizadas visto económicamente.

¿Se está contando con el sector privado para apoyar el cambio? En otras palabras, ¿qué modelo de inversión ha decidido implementar el Gobierno de la canciller Merkel para acelerar el cambio?

El sector energético alemán está organizado de manera privada. En Alemania no hay grandes productores o proveedores estatales de energía. Alemania sigue sus metas políticas en asuntos energéticos por medio de normas legales, por regulación tributaria, por una exacción, que pagan los consumidores para la energía renovable y, en una menor proporción, por medio de un subsidio directo estatal.

A esto se debe agregar otra particularidad: la electricidad y el calor ya no solo los producen los pequeños o grandes proveedores de energía, sino también los propios ciudadanos. Son propietarios de instalaciones solares, participan en parques eólicos y operan instalaciones de biogás. De los más de 1,4 millones de instalaciones fotovoltaicas que hay en Alemania, gran parte están montadas en los tejados de viviendas unifamiliares. Los ciudadanos participan financieramente en aproximadamente la mitad de los parques eólicos de Alemania. En el caso de la bioenergía, casi la mitad de las inversiones totales la realizan los agricultores; también son propietarios de las centrales de biomasa.

El sector energético alemán está organizado de manera privada. En Alemania no hay grandes productores o proveedores estatales de energía.

¿Se trata de una política en la que están de acuerdo todos los partidos políticos o hay diferencias?

Todos los partidos democráticos alemanes están de acuerdo en que la transición energética es una de las metas políticas más importantes del futuro. Esto también es consenso en la sociedad alemana. Nosotros no tenemos serias dudas de que el cambio climático es una amenaza real con la cual tenemos que lidiar. Solamente se discute el “cómo” de la transición.

¿Alemania depende mucho del gas natural y del crudo actualmente?

En un futuro cercano Alemania va poder liberarse ampliamente pero, en las próximas décadas, no completamente de las energías fósiles como gas y petróleo.

Eso se debe al hecho de que las energías renovables son más inconstantes que las energías primarias fósiles. Centrales carbo-eléctricas y centrales de gas son, por lo menos en el momento actual, irrenunciables y sirven como doble red. Cuando ni el sol ni el viento pueden producir electricidad, y solo si es necesario, se usan las centrales mencionadas. Para seguir bajando el uso de energías fósiles, Alemania está invirtiendo en el desarrollo de acumulación por bombeo, en redes inteligentes y en la construcción de líneas eléctricas para la redistribución de electricidad por cables de alta tensión subterráneos.

En este punto nosotros los alemanes somos realistas, no fanáticos. Para nosotros se trata de reducir ampliamente el rol de los recursos energéticos fósiles con una visión realista económica en interés del ser humano y del medio ambiente. Especialmente vamos a mantener el gas por bastante tiempo como recurso energético en Alemania.

Para Alemania es importante que se utilicen las capacidades eléctricas existentes de la manera más eficiente posible. Junto con nuestros vecinos, implementamos «redes inteligentes» y soluciones de almacenamiento. Las centrales eléctricas descentralizadas e interconectadas permitirán, en regiones con diferentes condiciones eólicas y solares como de biomasa, asegurar el suministro eléctrico para nosotros y nuestros vecinos con una capacidad de planta de potencia inferior a la del pasado.

¿Hay suficiente mano de obra en Alemania para emprender este cambio energético hacia lo verde y amigable con el ambiente?

Estoy seguro que el mercado laboral alemán va a poder lograrlo.  La transición energética es un aporte a este mercado y a la capacitación profesional en Alemania. Mediante la expansión de las energías renovables y las inversiones en eficiencia energética surgen nuevas profesiones y puestos de trabajo en sectores de futuro. Con las distintas medidas en materia de eficiencia energética en la industria y el sector manufacturero y en la rehabilitación de edificios, se han creado 400.000 puestos más de trabajo. Y las inversiones en energías renovables han hecho que el número de empleados en este sector aumente en más del doble en un plazo de diez años.

Estos nuevos puestos de trabajo reemplazan en parte labores en sectores de la industria muy relacionados a los combustibles fósiles, sobre todo en la producción y transformación de petróleo, gas y carbón. A ello hay que añadir los cambios estructurales de carácter general. La apertura de los mercados energéticos en Europa incrementa la competencia, lo que a su vez exige más eficiencia de las empresas. Todos estos factores en conjunto conducen a un incremento de la competitividad económica en Alemania.

¿Cree que Alemania logrará “suprimir la energía nuclear totalmente para el 2022”, como se lo han propuesto?

Sí, sin duda. Después de la catástrofe de Fukushima ya se cerraron siete plantas de energía nuclear en Alemania. Todavía existen 8 instalaciones activas. Las últimas plantas se cerrarán antes de que finalice el año 2022. Eso será en algo más de cinco años. Esto no es sólo el deseo del Gobierno, sino de la gran mayoría de la población.  Entonces habrá reactores nucleares únicamente fuera de las fronteras alemanas.

¿Cree que el futuro de todos los países es este: la transición a energías verdes? ¿Será así o debería ser así?

¡Definitivamente es así! Si no lo logramos, perderíamos la lucha contra del cambio climático. Alemania quiere ser un ejemplo de que la transición a energías verdes es realizable. Aspiramos a que el resto del mundo siga nuestro modelo. La transición energética no es un lujo, sino que promueve un desarrollo sostenible y económicamente provechoso. La transición energética es un impulsor de la innovación que fomenta el crecimiento, la prosperidad y el empleo en sectores de futuro.

En los últimos años, los precios de las tecnologías renovables innovadoras como la eólica, la biomasa y la solar han disminuido mucho. A ello han contribuido las inversiones tempranas en investigación y desarrollo, así como el fomento de las energías renovables en el desarrollo del mercado, con Alemania a la cabeza.

Personalmente pienso que la transición energética alemana puede servir como modelo en muchos aspectos para el Perú. Deseamos que también su país y sus habitantes puedan beneficiarse a largo plazo de las ventajas de un suministro de energía amigable con el medio ambiente y sostenible sin recursos energéticos fósiles. Sólo puedo animarlos a esto. ¡Las condiciones climáticas y geográficas para una transición energética exitosa serían en el Perú aún mejor que en Alemania!

Por último, me gustaría señalar una forma de generación de energía alternativa, que es muy poco utilizada en el Perú: en Brasil, el bagazo se utiliza sistemáticamente como combustible para la generación de electricidad. En Alemania, algunas empresas agrícolas ya utilizan abono, estiércol y otros desechos naturales para la producción de biogás.

Sobre todo, para las zonas remotas del Perú con infraestructura deficiente y sin conexión a la red eléctrica, la biomasa podría ser de gran utilidad como combustible (electricidad o gas). La industria alemana puede proporcionar las soluciones técnicas necesarias. La Embajada y la Cámara de Comercio e Industria Peruano-Alemana en Lima (info@camara-alemana.org.pe) están listas para establecer los contactos.

Esta entrevista apareció en la edición 58 de la revista Energiminas.

Autor: Jean Pierre Fernandez (jpfernandez@prensagrupo.com)