
Toda corporación suele apuntar a dos aspectos básicos: ganar eficiencias y costos competitivos. De manejar estos dos aspectos se logra una mejor operación con producción de calidad y, por supuesto, (el fin último de toda empresa), rentabilidad. Sin embargo, hay un cariz nuevo que es tan esencial como los dos anteriores: la sostenibilidad.
La sostenibilidad en el ámbito corporativo es una “ciencia’’ poco difícil, porque simplemente nada puede garantizarla, aunque sí se pueden plantear acciones para darle alguna consistencia. A esto no estaría apostando Anglo American, la dueña de Quellaveco. Veamos por qué.
Quellaveco es el principal proyecto minero que tiene el Perú, el cual se estima que sobrepasará los US$5,500 millones. Un volumen de inversión de esta magnitud tendrá un efecto muy positivo en la economía, ya que se considera que podría lograr un impacto de hasta 1% en el PBI. Esto significa algo así como introducir un gran leño a la locomotora de un tren a vapor que combustionará y le dará poder, creando movimiento, con el cual se logra el objetivo del transporte: movilizar carga y pasajeros, lo que al final es bienestar social y económico. Pero ese leño es único, y al ser quemado probablemente no se tendrá otro con las mismas características.
La construcción de Quellaveco también es única. Se trata de una bala de plata que debe ser usada correctamente, apuntando bien para dar en el blanco: el bienestar de todos los peruanos.
Anglo American tiene la oportunidad de ser el promotor de esa combustión que dará fuerza a la economía de Moquegua y del país. Pero esto podría no ser así.
Construir una relación en minería es compleja porque es de largo plazo. Anglo no estaría tomando en cuenta esto.
La empresa tiene su base corporativa regional en Chile y en ese país ha construido una relación sólida con proveedores locales, a tal punto que los ha invitado al desarrollo de Quellaveco.
Hasta ahí no hay problema. Finalmente hablamos de costos, generar rentas, y todo lo que implica una gestión corporativa tradicional. Sin embargo, el aspecto de la sostenibilidad no se estaría tomando en cuenta en su real dimensión por una sencilla razón: Fuentes muy bien informadas, dan cuenta que Anglo American no habría permitido participar a muchas empresas peruanas en el proyecto. No es que las haya eliminado en competencia; simplemente no las ha dejado participar. Sus propuestas ni siquiera han sido admitidas.
Esto ha causado mucho revuelo en Moquegua, porque, finalmente, dejando de lado chauvinismos tontos y aceptando que la economía mundial está articulada, no es que se trate de empresas chilenas (pudieron ser chinas, congolesas o liliputienses), sino porque a las peruanas no se les ha dado la oportunidad de ser parte del proyecto al tener, en muchos casos, calidad certificada de producción y servicio.
Construir una relación en minería es compleja porque es de largo plazo. Anglo no estaría tomando en cuenta esto y no habría trabajado una relación con proveedoras locales, lo cual correspondería en primera instancia, porque son estas las que se quedarán en el país y generarán esa combustión de la que hablamos líneas arriba.
Construir una relación con proveedoras locales es un buen paso para la sostenibilidad, porque son estas las que difunden los orígenes de la combustión. ¿Se imaginan una empresa local hablando a sus trabajadores maravillas de Quellaveco sin siquiera haber sido admitida a participar? ¿Qué dirá la sociedad o qué dirá la economía futura? Empecemos a reflexionar en ese sentido.
*Este artículo apareció en la edición 61 de la revista Energiminas; es la editorial.
Autor: webmaster (mvegaplm@gmail.com)